Y tuvo su majestad muy gran razón de mandar averiguar el origen del señorío destos incas y la forma que tuvieron en servirse de las gentes desta tierra y la que ellos mismos tenían en la distribución de lo que daban, porque desto resultaría todo lo que toca a la justicia y fueros que entrellos se guardaban e, incidentemente, el daño que han recibido y reciben en la orden del proceder que con ellos se tiene en la determinación de sus pleitos. |
220 |
Que bien tengo yo entendido que antes que estos indios fuesen sujetos al inca, cuando eran bestias (de lo cual en sus originales hay bastante memoria que se pueda colegir el tiempo que ha que entraron debajo de leyes universales), que vivieron debajo de la ley y que cada uno en su tierra tenía sus leyes que ordenaban conforme al instinto natural, como de todas las naciones que no las tienen les acaece por providencia divina. |
221 |
Pero después que los sujetaron, no hay duda sino que sólo han usado de las leyes que los incas les pusieron cuanto al gobierno y aún cuanto a la religión, aunque les quedaron sus ídolos y adoratorios, pero fueron tantos los que de nuevo les dieron en cosas a que en esto nos obligaron y cargaron, que se puede llamar muy poco lo que ellos antes tenían, de lo cual con harto trabajo y tiempo hicimos la averiguación. |
221 |
Primeramente se ha de presuponer quel linaje destos incas, que fueron dos parcialidades, que la una se llama Anancuzco y la otra Urincuzco, a lo que se puede averiguar porque de más no se halla memoria, eran naturales del valle del Cuzco; y aunque algunos quieren decir que vinieron de otras partes a poblar allí (pero desto no hago mucho al caso porque dicen que fue antes del diluvio y traen allá ciertas imaginaciones), como cosa tan antigua no hay para qué para en ello. |
222 |
También hay memoria cuando los canas y canches, aún más cerca, fueron con los incas a la guerra pagados por amistad y no por vía de señorío , que fue en aquella misma batalla que venció Pachacuti Ynga contra Uscovilca señor de los changas. |
223 |
Y mucho tiempo pasó que los incas no conquistaron más de hasta allí; digo mucho en el tiempo deste inca que venció [a] los changas. |
223 |
Y aunque en el registro de los incas muy por extenso hallamos memoria, también cada provincia tiene sus registros de las victorias, guerras y castigos de su tierra. |
223 |
Si importara algo / pudiéramos muy bien colegir el tiempo que había que cada una estaba pacífica debajo de la sujeción del inca; pero esto no importa para lo que se pretende, pues basta tener averiguado que estos incas señorearon por violencia y guerra y el tiempo que ha empezaron su conquista, la cual fueron partes para hacer porque no tuvieron contradicción universal sino cada provincia defendía su tierra sin ayudarle otro ninguno, como eran behetrías. |
223 |
Y lo primero que estos incas propusieron, aunque no fue éste el título que acabaron y el que les hizo señores, fue una imaginación que se les asentó o que ellos fingieron a los principios: que después del diluvio habían salido de una cueva que ellos llaman Pacaritanbo -cinco leguas del Cuzco, donde está labrada antiquísimamente una ventana de cantería arrimada a un cerro que fue antiguo adoratorio suyo- siete personas hombres y mujeres de los cuales se había multiplicado todo el mundo (...) De lo cual resultaron en todas las provincias, en cada una, / su adoratorio de la misma dedicación. |
224 |
Y así con este título anduvieron muchos años sin poder señorear más de aquella comarca del Cuzco hasta el tiempo de Pachacute Ynga Yupangui que, como está hecha relación más copiosa en los capítulos [que tratan de] las opiniones y guacas que dellas resultaron, habiendo sido desbaratado su padre deste inca por los changas y habiéndose retraído a un pucara y fuerza donde estaba su gente, vino él al Cuzco. |
225 |
Finalmente, en este título fue y venció, y de allí quedó aquella imaginación de los Purvaraucas de que se hizo relación, que fue una de las más importantes que los incas tuvieron por hacerse señores. |
225 |
Todo esto duró hasta que vinieron los españoles, y hasta hoy se hace veneración a cada uno cuando no los ven, y toda la tierra guarda y venera las guacas que los incas les dieron. |
226 |
El tercero capítulo: presupuesto que después que se hicieron los incas señores de cada provincia, lo primero que hicieron fue reducir los indios a pueblos y mandarles que viviesen en comunidad, porque hasta entonces vivían muy divididos y apartados; y que se contasen y dividiesen por parcialidades; y que con cada diez hubiese un mandón y que trabajase con ellos; y de ciento otro, y de mil otro, y de diez mil otro, que llamaban esta división de diez mil indios uno [sic: hunu]. Y sobre todos, un gobernador inca, a quien todos obedecían y daban cuenta cada un año de todo lo hecho en aquel distrito y sucedi[d]o, así de los que habían muerto y nacido, hombres y ganados, y cogídose de sementeras y de todo lo demás, por cuenta y muy particular y menuda. |
226 |
Y estos salían en cada un año del Cuzco y volvían por febrero a su cuenta antes que se empezase la fiesta y pascua del çayne [sic: rayme], que era la principal, y todos los gobernadores traían consigo el tributo de todo el reino que venía al Cuzco. La cual orden, aunque de suyo es buena y provechosa, pero la pretensión de los incas,y tenerlos más sujetos, era y fue importantísima; mayormente que ninguno de los que venían de todo el reino, por señor que fuese, dejaba de entrar cargado de alguna cosa, que le daba mucha autoridad y era solemnidad que nadie quebrantaba. |
226-227 |
Digo si fuese tercia o cuarta, menos o más no se puede averiguar, porque no fue igualmente en todas las partes sino conforme a la disposición de la tierra y gente mayormente, que hay gran cantidad de pueblos que todos los que se cogían eran del Sol y se llaman suyos propios, como Arapa. Y en éstos tales era la mayor parte y en otros no tanto porque eran del inca. |
228 |
Otra parte de las tierras aplicó el inca para sí señaladamente, lo cual asimismo sembraban y cogían y ponían en sus depósitos y se la llevaban al Cuzco al tiempo sobredicho, conforme a la necesidad que había. |
229 |
Que, presupuesto que el inca daba de comer a todas sus guarniciones y servicio y parientes y señores que consigo tenía destos tributos y comida que de todo el reino se traía / al Cuzco, si tenía guarniciones o guerras la comida de unas partes se pasaba a otras, allende del gasto ordinario. |
229 |
Y así esta parte del inca, no hay duda, sino que de todas tres era la mayor, y en los depósitos se parece bien, que yo visité muchos en diferentes partes, y son mayores y más largos que no los de su religión. |
229 |
Sólo es bien que se entienda una cosa conveniente a la materia: que cuando iban al beneficio, así al sembrar como a las demás necesidades, hasta encerrar la comida en los depósitos, comían y bebían a costa del inca y del Sol; y este beneficio no se hacía por parcialidades ni se contaba la gente que a ello había de ir, sino que todo el pueblo, como se hallaban presentes, salían a ello, sin salir viejo ni enfermo, sino la gente de trabajo, vestidos cada uno con lo mejor que tenían y cantando cantares apropiados a la materia sin permitirse otra cosa. De manera que estos dos géneros de tributos se ha de notar porque así se manifestó. |
229 |
De donde se entenderá una cosa mal entendida hasta ahora, y es que cuando alguno quiere pedir tierras, la información que hace y se tiene por bastante para dárselas es probar que fueron del inca o del Sol, en lo cual estos indios reciben y han recibido agravio y notoria sin justiçia. |
230 |
Pero si alguno quisiere hacer fundamento -como le hacen- en decir quel inca las pudo aplicar para sí, por esa misma razón es mayor el agravio y sinjustiçia. |
230 |
Porque si es derecho realengo, sucede en él Su Majestad, y estas encomiendas que hace temporales, por vida o vidas como a él le parece, claro está que no es su intento, ni es justo que lo sea, en encomendar la hacienda de los indios sino lo que a él le pertenece, y que el tributo que tasa ha de ser de aquello mismo quel inca llevaba como rey y señor, y no de lo concejil ni propio. De lo cual sucedió un engaño notable, y fue que a Su Majestad le informaron que todas las chácaras de coca eran del inca. |
230 |
Y es lo quel fiscal trabajó todo lo que pudo en probar que fuesen estas chácaras del inca; y los encomenderos, que no habían sido de los indios; de manera que finalmente cada uno probaba lo que no le convenía por no entender el negocio. |
230-231 |
Lo mismo hizo el inca de todos los ganados de la tierra mansos, lo cual así mismo aplicó para sí y para la religión, dejándolo en la misma tierra donde lo halló, salvo que lo contó y dejó proveído que no se le llevase hembra en el tributo. |
231 |
Dividió los pastos y cazaderos, no para hacerlo concejil sino para que ninguna provincia pasase con el ganado a la otra, ni a cazar cuando se les daba licencia, sino que cada uno tuviese su distrito limitado; que también por este presupuesto han querido algunos tomarles el ganado diciendo que fuese del Sol o del inca, y aún antes que hubiese justicia, como ahora, salieron con ello y les tomaron gran suma. |
231 |
Y cierto, bien claro estaba que si Su Majestad, cuando el presidente Gasca en su nombre tasó la tierra o la mandó tasar, si mandaba dar tributo de ganado, que no era su voluntad que le diesen de lo que los indios tuvieron por suyo y gozaban como tal, sino de lo que a él le pertenecía y de lo que ellos daban al inca y a su religión. |
231 |
Y lo que se ha criado destos hatos y procedido de ellos se conoce muy bien, porque lo de su religión y del inca llamábanlo capar [sic capac] , y los demás, hatos guachalluna, que quiere decir hatos pobres y hatos ricos; y en todo lo que le dio -como quiera que fuese- prohibió la división. |
232 |
Tenían proveído que deste ganado de la comunidad, ni de todo lo demás, no se matasen hembras. Y así se multiplicó en gran manera porque tampoco se mataba de lo del inca ni de lo de su religión, porque menos se gastaban en los sacrificios en ninguna manera; y aún el ganado bravo, cuando lo tomaban enchacos, solamente se mataban los machos, y no se hacía sin licencia de cada uno en su comarca, y esto era gran remedio de la gente pobre. |
234 |
También se trasquilaba lo que era menester del inca y de su religión para la ropa que se llevaba al Cuzco al tiempo dicho, así para [e]l inca como para los sacrificios que se quemaban, y rica de cunvi de ordinario. |
234 |
Y para uno y para lo otro había grandes depósitos y dellos se vestía la gente del inca y la del Sol, y había siempre gran cantidad en ellos de sobra. |
234 |
Pero cierto no hay duda sino que si sucediera caso -aunque no podía ser- que si en los depósitos del inca o de su religión no se hallara la parte que cabía a la provincia de lo que se mandaba dar, que en tal caso no se les tomara de lo propio ni de la comunidad, ni en comida ni en ganado, porque esto estaba diputado para la necesidad pública de cada uno del pueblo. |
235 |
Pero considerando que si el inca o el Sol no lo tuvieran, no les echarían tributo dello, en caso que ahora se les eche, porque los moradores que poseen ganado no es justo que los dejen engañar por sus costumbres, contribuyendo por cabezas sino por hacienda de manera que el que no tuviere ganado- pues el tributo desto se manda pagar habida consideración a que lo hay en el pueblo- no pague desto cosa alguna, sino los que lo tuvieren de crianza. |
236 |
Y se hallaron en la visita, y por razón dello les mandaron llevar a Potosí cantidad de comida al respecto del ganado que se entendía que había en el repartimiento; y este género de contribución era tributo muy conocido en tiempo del inca, porque lo llevan en estos miembros ganados del Sol y del inca al Cuzco en gran cantidad, y a otras partes donde era menester. |
237 |
Y en este quinto presupuesto pude entrar, por regla general infalible, que ninguno poseyó por merced del inca, la cual, como está dicho, tampoco dividían los herederos ni podían disponer della en ninguna manera. |
238 |
En lo cual asimismo no se tiene consideración a si hay alguna parcialidad, por ser alguna tierra de comunidad de quel inca les hubiese hecho merced, como dijimos de la lana se ha de entender en todo lo demás. |
238 |
Pero de lo que cogía desta parte que le cabía en repartimiento que se le daba en cada un año, tampoco pagaba tributo -en lo cual no hay que dudar- en todo el reino y nunca le pagaron, que, como está presupuesto, el tributo era sembrar las chácaras estatuidas para el inca y para su religión de comunidad -que eran muchas- y coger y poner en los depósitos lo que dellas procedía, en los cuales había siempre gran cantidad sobrada. |
238-239 |
Y de aquí deste inconveniente resulta otro agravio notorio, que entendido que éstos no daban tributo de comida más de aquel trabajo que ponían en sembrar las chácaras del inca y de su religión, a lo cual sólo acudían la gente de la comunidad moza y recia como está dicho, que a los viejos y enfermos y viudas que estaban desto reservados se les lleva este tributo nuevo. |
240 |
Y como está dicho, esta propiedad no la podía tener sino fuese por merced del inca, la cual hacía algunas veces por servicios que le hacían o por industria que alguno hallaba, como para echar alguna agua o hacer alguna puente o camino, o porque siendo hijo de algún cacique se había criado en su casa de pequeño, o por otras razones, y lo mismo era si le daba ganado. |
241 |
La primera, que lo que les cabía en la chácara de comunidad ni lo que tenían por propio en ganado ni en tierra, hecha merced dello por el inca, no contribuían desto en ninguna manera; pero también es bien advertir en una cosa sustancial tocante a este presupuesto, y es que en esto que poseían en propiedad -y en los términos del Cuzco es en más cantidad que en otras partes- que también muerto aquel a quien la merced se hacía, los herederos perpetuamente y descendientes también lo poseían en comunidad sin poderlo dividir ni enajenar por alguna vía, salvo que uno que representaba siempre la persona del ayllo o parcialidad lo tenía en su cabeza, y todos gozaban del fruto, el cual se repartía por cabezas desta manera: que si un hijo del señor primero tenía seis hijos y otro tenía dos, cada uno tenía partes iguales; y tantas partes se hacían cuantas personas había. |
241-242 |
La segunda [razón] porque pleitean tantos pueblos unos con otros y provincias es porque en tiempo del inca daban, como está dicho, el tributo ordinario de las tierras que estaban señaladas para el inca y para su religión y del trabajo que ponían de comunidad para sembrarlas y cogerlas. |
243 |
Y después de la tasa -y aún mucho antes- quedaron todas estas tierras del inca y de la religión sin la obligación pasada de sembrarlas y cogerlas para lo que estaban diputadas. |
244 |
Dado caso que, cuando el inca las dividió y partió, se entiende claro ahora cúyas eran, o de qué pueblo provincia o nación de gente, pero acudían otros de las comarcas, conforme como estaba ordenado, a sembrarlas, y aún como se dividieron las provincias, y por encomiendas. |
244 |
Y de aquí resultan tantos pleitos y diferencias, porque algunos pueblos salían a sembrar, por los dichos efectos, en comarcas de los otros, por diferentes respectos y por haber muchos indios o pocas tierras; y lo mismo es en los pastos y cazaderos, que todo estaba distinto y amojonado y se tenían por moyas del inca. |
244 |
Y si ante todas cosas en semejantes pleitos tuviesen los jueces un solo presupuesto -que todos cuantos sembraban esta tierra no tenían algún aprovechamiento de lo que della se cogía- no tratarían deste juicio posesorio, sino de la averiguación de cúyas eran cuando el inca las diputó para este efecto. |
245 |
Y si alguno dijere que se han de dividir en juicio rústico, porque, dado caso que venían a sembrar en tierras ajenas para el inca y para su religión, lo mismo hacían en sus propias tierras, adonde tenían asimismo chácaras diputadas para esto. |
245 |
Y que pues los del inca y del Sol eran de los indios, que en esto no hay para qué poner duda, sea de la comunidad de cada república y ellos paguen su tributo como está tasado, pues es tan diferente de lo que solía [ser]. |
245 |
Con lo cual queda quitada una duda que es muy importante en materia de pleitos: es que cuando así acaecía que de unas provincias venían a sembrar a otras, presupuesto que todo lo que se cogía era para el inca y se ponía en sus depósitos y para lo que se gastaba en los sacrificios y ofertas de su desventurada religión, siempre tenía diputada para esto, que llaman suyos. |
245 |
No trato [yo] aquí si se pudiera hacer mejor de otra manera que de la que hizo, porque está ya hecho y no tiene remedio, pero la duda es ahora que acaece los caciques destos indios llevárselos a sus tierras, y después pretender tener derecho a las chácaras o suyos que sembraban para el inca. |
246 |
Y así, gobernando estos reinos el marqués de Cañete se trató esta materia, y hallando verdadera esta información que yo le hice, queriéndola saber de mí y el remedio que podía tener, se hizo de esta manera: que a la provincia de Chucuyto se le volvieron los indios y las tierras que tenía en la costa en el tiempo del inca donde cogían sus comidas; y a Juan de San Juan, vecino de Ariquipa en quien estaban encomendados, se le dieron otros que vacaron en aquella ciudad, y así quedó aquella provincia remediada. |
247 |
Con lo cual, entendida una vez la división de todo el reino y la cantidad de gente de cada provincia y las provincias que estaban debajo de cada [h]uno, a que les [ll]amaran a estos diez mil indios casados, las contribuciones y distribuciones eran facilísimas sin recibir ninguno agravio, porque poco más o menos siempre estaban en un ser, considerados muertos y nacidos, sin haber necesidad de contarlos en mucho tiempo después quel inca los puso debajo de su dominio. |
249 |
Cuanto más que, entendida la [orden] de los mitimaes quel inca puso de unos repartimientos en otros, y que las encomiendas se hicieron como se hallaron, que entienden los caciques que les queda facultad a los indios para volverse dondel inca los sacó, que muchas encomiendas quedarían inútiles y mucha tierra despoblada, y toda la buena orden perecería sin ningún remedio. |
251 |
Lo mismo hicieron los incas en la división de los pastos y cazaderos y montes, que dado caso que las tierras inhabitables por razón de mucho frío son pastos apropiados para los ganados de los naturales, también los dividieron y amojonaron, apropiando los términos en cada provincia conforme a la división que hicieron de los ganados. |
253 |
Porque los que aplicaron para el Sol tenían su término limitado donde habían de pacer; y los del inca, asimismo, tuvieron amojonado el suyo; y también estaba señalado término para el ganado de la comunidad, de manera que todos pacían cada uno sin perjuicio del otro. |
253 |
Por la misma orden estaban amojonados los cazadores del ganado bravo, que es de la misma manera quel manso; y en la proporción y también era y es el día de hoy en algunas partes en mucha cantidad, salvo los cazadores todos los hizo el inca propios suyos, de manera que ninguno podía cazar en ellos sin su licencia y de sus gobernadores, la cual se les daba conforme a la necesidad de los tiempos. |
253 |
Pero hase de presuponer que, dado caso quel inca aplicó todos los cazadores para sí, como está dicho, que también los amojonó entre una provincia y otra, de manera que, aunque cazaban con su licencia, a ninguno se la daban para cazar en el término del otro.. |
253 |
Todo esto, bien mirado, no fue quitar a los indios sus haciendas, sino prohibirles el uso dellas y dar medios como gozasen de cada cosa por la orden que convenía para su conservación, pues los tributos daban de aquello mismo quel inca y el Sol señalaban para sí; y no de lo propio, que dejaron para la comunidad, ni de lo que cada uno criaba y el inca le había hecho merced. |
253-254 |
Y así se puede entender, conforme a la relación que ellos dan y lo que tienen asentado en sus registros, que desde el tiempo quel inca los señoreó hasta que los españoles entraron en la tierra fue sin comparación más lo que se multiplicó en el ganado por la orden que en ellos se tenía que no lo que ellos pudieron dar de tributo para la religión y para el gobierno. |
254 |
Y aunque fue muy excesiva la cantidad que daban y consumían en cada año, que de todo tienen cuenta y razón desde que el inca los sujetó hasta hoy, que es cosa que con dificultad lo pudiera yo creer si no lo viera. |
254 |
Lo mismo hizo en lo que toca a los montes en las partes y lugares donde fueron de alguna importancia, y porque donde es la tierra montaña o hay cantidad de madera no hicieron caso dellos, pero en toda la tierra rasa y falta de leña aplicaron los montes para sí y los llamaron 'moyas del inca'. |
254 |
Item, tuvieron éstos en tiempo del inca otro género de contribución, a mi parecer más pesado y trabajoso que todos los otros, y era que en todas las provincias tuvieron una casa ayllaguaca [sic: acllawasi], que quiere decir 'casa de escogidas', en la cual se guardaba esta orden: que había un gobernador de cada una destas cuyo nombre [era] apopanaca, que significa este género de oficio, el cual tenía licencia de escoger todas las muchachas que a él pareciese de buena disposición y gesto de ocho años para abajo, en lo cual no había límite ni número sino lo que a él le parecía. |
255-256 |
Las cuales juntas de todas las provincias, que eran en gran cantidad, mediado el mes de marzo a mi cuenta -según la que ellos dan por las lunas contando el discurso del Sol por aquellos pilares o topos que llamaban ellos saybas, que están en torno de la ciudad del Cuzco- las repartía el inca o su lugarteniente, habiéndose hecho una fiesta solemne para ello, en esta forma: que de allí se tomaban mujeres para el Sol conforme a la necesidad que tenían sus casas para su servicio, en las cuales había gran guarda para que siempre estuviesen doncellas. |
256 |
Y primero que todas se daban al Pachayachachi -aunque nunca pude allí averiguar dónde fuese su casa, algunos afirman que fuese dentro de la del Sol-; también se daban a la Pachamama, que ellos llaman a la tierra, y a otras cosas de su religión; y luego se apartaban otras para los sacrificios que se hacían en el discurso del año, que eran muchos, en los cuales se mataban destas doncellas por su orden y tenían por requisito necesario que fuesen vírgenes; sin otros muchos sacrificios que se hacían, como por la salud del inca si caía enfermo, o si fallecía para enviarle para su servicio, o si iba personalmente a la guerra para que tuviese victoria, o si había notable eclipse del Sol o de la Luna, o si temblaba la tierra en aquella fiesta principal que aquellos llamaban Tytri que por esta razón se hacía, o por la pestilencia, o por otras muchas ocasiones quel demonio, por sus viejos y hechiceros les decía tener necesidad de estos sacrificios. |
257 |
Asimismo daban destas doncellas para el servicio del inca y para sus mujeres y para parientes y deudos suyos, y para algunos capitanes y otras personas a quien era su voluntad hacer merced. |
257 |
Porque ninguna cosa les era de tanta importancia a estos indios como las mujeres, las cuales después de la primera que el pueblo daba a cada uno por obligación, con la cual contraía matrimonio, que llamaban mujer legítima o mamanchic, no podía ninguno poseer otra sino por merced del inca o por herencia de los padres o hermanos, como está dicho en otras partes. |
257 |
Y éstas daban los incas por méritos que alguno tuviese, como ser especial en algún arte, o si dio alguna industria en cosas necesarias para la vida humana, o por haberse mostrado en la guerra, o por haberle contentado en alguna cosa. |
257 |
Y fuéralo mucho más si no estuviran satisfechos y creyeran realmente que las que mataban en los sacrificios, y las que daban para servicio de los difuntos, y las que sacrificaban por la salud del inca y por otras necesidades, iban sus ánimas a tener grandísimo descanso, como ellos afirmaban, que era ocasión de ofrecerles algunas veces de su propia voluntad, mayormente en el Cuzco, si el inca estaba enfermo o algún cacique principal, como más largamente está hecha relación en la materia de las fiestas y sacrificios. |
258 |
Otrosí, se ha de presuponer, en lo que toca a las contribuciones destos indios, que uno de los principales tributos a que estaban obligados era la ropa que daban para el inca y para su religión. |
258 |
Porque dado caso que no daban tributo a otro ninguno, como es verdad, el inca distribuía gran número della, así entre la gente de guerra como entre sus deudos y parientes, y la ponían en sus depósitos. |
258 |
Esta ropa era de muchas maneras conforme a la traza que se les daba en cada un año, porque del urcumbe tejida a dos haces se hacía en gran cantidad, y de la otra común de abasca, y otra de otra suerte para los sacrificios quel mismo inca hacía, en cada año, en todas las fiestas ordinarias quel hacía, en las cuales quemaba mucha cantidad. |
258-259 |
Y para el Sol se hacía lo mismo, y tenía sus depósitos con que sus ministros hacían las mismas fiestas, celebraban sus pascuas al inca, y de ordinario los sacrificios a su parte. |
259 |
Y toda esta ropa la hacían la comunidad de los pueblos, porque en todas partes tenían el inca y el Sol sus mayordomos, que no entendían en otra cosa sino en el recogimiento y guarda y poner en los depósitos lo que a cada uno cabía. |
259 |
Para lo cual se tresquilaban los ganados del inca y del Sol en la cantidad necesaria, y había gran suma della en ls depósitos para labrarla conforme a lo que se les mandaba en cada una dellas provincias por sí, señaladamente conforme a lo que les cabía de lo que se mandaba hacer en todo el reino; y de los depósitos se llevaba al Cuzco por el mes de febrero con los demás tributos, de manera que siempre se hacía de suerte que los depósitos eran mayores. |
259 |
Y de lo que llevaban para el inca también se proveían las casas donde estaban los señores incas, de que se mantenían el servicio que cada uno dellos tenía era mucho. |
260 |
Asimismo, tenían mucha gente de servicio de todas las provincias en la ciudad del Cuzco para el inca y para su gente, el cual mudaban en cada un año; y uno particular y de no poca pesadumbre: que, como está dicho, todas las provincias que se conquistaron dieron el ídolo principal y se puso en la ciudad del Cuzco, el cual estaba con el mismo cuerpo del señor que le había conquistado; y así, todos los cuerpos y los ídolos estaban en aquel galpón grande de la casa del Sol, y cada ídolo destos tenía su servicio y gastos y sus mujeres; y en la casa del Sol le iban a hacer reverencia los que venían de su provincia. |
260-261 |
Para lo cual, y sacrificios que se hacían, proveían de su misma tierra ordinaria y muy abundantemente por la misma orden que lo hacían cuando estaba en la misma provincia, que daba gran autoridad a mi parecer y aún fuerza a estos incas. |
261 |
Esta orden entendí yo cuando descubrí el cuerpo de Pachacuti Ynga Yupangui Ynga, que fue uno de los que yo envié al marqués de Cañete a la ciudad de los Reyes, que estaba embalsamado y tan bien curado como todos vieron, que hallé en él el ídolo principal de la provincia de Andauaylas, porque la conquistó éste y la metió debajo del dominio de los incas cuando venció a Batcuvilca , el señor principal della, y le mató. |
261 |
De la cual batalla resultaron aquellas guacas e ídolos tan venerados entre los incas, que llamamos pururaucas, como está hecha particular relación en el capítulo que trata dellos en su lugar. |
261 |
Y para que se entienda, se puede poner ejemplo en los lucanas, que por ser gente aparejada para llevar las andas del inca y tener el paso, según ellos dicen, muy llano y asentado, y por esta razón todos los anderos del inca eran desta nación de los lucanas; porque los Chunvivilcas eran bailadores tenía muchos en el Cuzco para este efecto; y por haber en la provincia de los chichas una leña colorada y excelente para labrar, aunque están doscientas leguas del Cuzco, la llevaban de acá los mismos chichas, muy labrada y aderezada, y hecho en ella gran suma de pinturas, y muy igual y en gran cantidad, para quemar en los sacrificios del Sol y en los fuegos que se hacían en la plaza delante de la persona del inca y de los demás cuerpos de sus antecesores, que todos los días quel inca salía a comer allí, que era muy ordinario, los sacaba aalí su gente, como está dicho donde se trató desta materia. |
262 |
Otrosí, se ha de presuponer, y servirá de respuesta para lo que Su Majestad quiere saber por un capítulo de una instrucción que trajeron los Comisarios firmada de la Serenísima princesa de Portugal, que fue averiguar la cantidad que las provincias daban de tributo a inca. |
263 |
Para la cual ha de haber un presupuesto y fundamento que se ha de llevar por delante, y es que nunca tuvieron tributo limitado ni tasado, porque, como hemos dicho, de lo que tocaba al pan era todo aquello que se cogía de las chácaras y tierras que estaban señaladas en cada provincia para el inca y para sus adoratorios, lo cual todos ellos sembraban, beneficiaban y cogían y ponían en los depósitos, y destos llevaban al Cuzco aquello que se les mandaba; y de lo que tocaba al ganado, de todo lo que daban tributo estaba aplicado para el inca y para sus adoratorios, y desto llevaban asimismo lo que se les mandaba, y lo demás se quedaba en los hatos por cosa propia; y de la lana tejían la ropa en la cantidad que se proveía en cada un año, y de aquella llevaban la que se les mandaba y la demás se quedaba en los depósitos. |
263 |
De manera que así desto como de todo lo demás de gente de guerra y mujeres y servicio, la voluntad del inca era la tasa y la distribución estaba a cargo de los indios, la cual se hacía igualmente; y lo mismo era cuando se determinaba que se sacase oro de algunas minas, o plata o edificios grandes. |
263-264 |
Y así sacaron todo el oro y plata que tuvieron los incas y las casas y adoratorios de sus dioses, porque cada inca labraba de nuevo para sí y para su tesoro, y esto no lo heredaba el sucesor -como está dicho- sino todo quedaba con los cuerpos y para tesoro y hacienda suya. |
264 |
Y así se entiende haber en el Cuzco y en la comarca de aquellos cuerpos de los incas, por su origen y sucesión que exhibieron ante mí, gran suma de hacienda. En lo cual podré tratar de las guacas y adoratorios y de los ídolos. |
264 |
Allende de lo cual, todas las veces que se descubría oro en algunas provincias, y aún según dicen, cuando fallecía el inca y sucedía otro nuevo, se mandaba juntar copia de gente de aquella comarca conforme a lo que se mandaba, cuya distribución estaba a cargo de los mismos indios. |
265 |
Y éstos sacaban oro y acudían al Cuzco con ello los mayordomos del inca y allí se labraba. |
265 |
En la distribución ninguno recibía agravio, y aunque el ganado todo de que daban tributo todo era del inca y de sus adoratorios, también se hacía la misma distribución, y ninguno acudía con más de aquello que le cabía conforme a la cantidad que estaba a su cargo, por sus tercias o cuartas o décimas, como estaba dividido. |
265 |
De manera que habiéndolo tomado el inca para sí y para sus guacas, desde el principio, en todo el tiempo que le tributaron, no recibieron más agravios los unos que los otros, quedándoseles todo como se les quedó. |
265 |
Tuvieron estos indios en tiempo del inca otro tributo que aunque parece fácil era de mucho trabajo por ser ordinario y continuo. |
266 |
Y era que en todos los caminos reales de Quito hasta Chile, y más adelante, por la gobernación de Uenalcáçar hasta donde el inca conquistó y puso las fronteras, por la sierra y por los llanos y en muchas travesías, principalmente adonde había fronteras, tenían puesto chasquis cada uno por su tierra, que son unas casillas en cada topo -ques a nuestra media legua y media- que no son mayores de cuanto es menester para estar dos indios en cada una. |
266 |
El oficio destos era llevar la palabra del inca desde el Cuzco a donde él quería enviarla, y traer la de los gobernadores, de manera que pudiese saber breve lo que él quería de toda la tierra. |
266 |
Y hacíase desta forma: que si el inca quería mandar algo a algún gobernador se lo decía al primer chasqui; y luego a toda furia salía corriendo y, sin parar, andaba la legua y media; y antes que llegase al otro lado alzaba la voz y decía que se apercibiese, y empezaba a decir su embajada y a qué provincia iba dirigida. |
266 |
Y algunas veces yo los he hecho poner, y no hay duda sino que entre día y noche debían de correr las cincuenta leguas que dicen, porque con no poner ahora aquella diligencia ni estar entablada la orden como en el tiempo del inca, porque siempre hacen faltas, acaece correr uno dos y tres chasquis, y he recibido las cartas a razón de treinta y cinco leguas entre día y noche. |
267 |
También usaba el inca destos chasquis cuando se le antojaba alguna cosa que hubiese en otra provincia, como fruta o pescado fresco de la mar; venía, según afirman, con haber cien leguas muy frescos en dos días. |
267 |
Otra contribución y tributo tuvieron éstos en tiempo del inca de gran trabajo, y era de dar gente de todo el reino para los edificios del Cuzco, que fueron muy pesados. |
268 |
Y estas obras no solamente las tenían los incas en el Cuzco, pero aún en otras muchas partes más dificultosas y trabajosas por estar la piedra mucho más lejos. |
269 |
Y quien hubiere visto la obra que los incas empezaron en Tiaguanaco, ques acá en el Collao, cerca de Chuquiaco, si considerare que en sesenta leguas de allí no se halla el venero de aquella piedra y la suntuosidad con que va trazada, entenderá fácilmente la poca dificultad que hallaban en hacer edificios aunque fuesen pesados. |
269 |
Y para indios, la gente del Perú-a lo menos esto que sujetó el inca-no es mucha, y la tierra, aunque larga, tiene grandes despoblados y por todas partes es angosta. |
269 |
Tuvieron estos naturales otro género de tributo, aunque no ordinario pero pesado y trabajoso, el cual nacía de sus imaginaciones y opiniones, todas enderezadas a dar a entender los incas la grandeza de aquella ciudad del Cuzco y el gran [blanco] que tenía el gran criador universal que se engrandeciese y ennobleciese, y que en ella hubiese grandes misterios y que así cualquiera cosa que proponían los viejos hechiceros que convenía o se les había dicho en sueños (porque estuvieron entre estos indios en gran crédito) luego se podía por obra, engañándose los unos a los otros por inducción del demonio, y de todo venía a resultar en trabajo de la gente menuda. |
270 |
Y así, no solamente en el Cuzco pero en todo el reino, se tuvo gran veneración a esta plaza por esto y por las fiestas y sacrificios que en ella se hacían, de ordinario, por la salud de todo el reino, reservadas solamente a los incas, que por haberlo tratado en su lugar no se hace relación. |
271-272 |
Lo mismo afirman que mandaba hacer el inca cuando alguna mujer a quien él quería mucho fallecía en el Cuzco, que se traía tierra de su naturaleza para el sepulcro. |
272 |
También me satisface ser esto así porque declararon haber una sepultura en las casas del capitán Diego Maldonado, labrada de cantería debajo de tierra, adonde se enterró una mujer del inca natural de los yungas, la cual hallamos bien honda y labrada desde tres estados de cantería muy prima y en cuadra como doce pies, y afirmaron ellos ser aquella arena de la costa de la mar. |
272 |
Porque en ello no se pone duda, ni menos que en Quito esté una casa que los incas mandaron hacer de piedra labrada de las canteras del Cuzco, que en caso que no fuese muy grande, según la distancia del camino lo sería el trabajo de llevarla, porque son quinientas leguas. |
272 |
También fue gran subsidio el que tenían en todos los pueblos del reino con la orden que los incas tenían puesta para la veneración de los adoratorios y oficios que tenían estatuidos que hubiese (como está hecha relación en el capítulo que particularmente trata desto) en las guacas y adoratorios. |
273 |
Así, desta manera, les enseña[ba] el inca esta división de lugares en todo lo que conquistó, echándoles grandísimo cargo del beneficio que recibían en darles noticia a cada uno en su tierra de lo que tenían y se podían aprovechar para sus necesidades. |
274 |
Pero aún después que los cristianos entraron en la tierra fue este daño mucho mayor en los señores porque tomaban ellos y sus hijos la licencia más cumplida y copiosa que antes se les daba, porque cada uno era inca en su tierra, y los vivos que no quedaban en los señoríos con el amor de los padres, y con la pretensión que se hiciese lo mismo con ellos, alargábanse demasiadamente. |
276 |
Y en los incas-quiero decir en los que fueron reyes, a los cuales llamaban estos Capa Ynga por sus memorias-siempre se fue multiplicando el daño como fueron señoreando más. |
277 |
Y así parece que a Guaynacapa, que fue uno de los cuerpos de los señores que yo hallé embalsamados, por los registros, se le mataron mil personas de todas edades, porque éste fue el postrero inca que murió en su trono, que los demás, como Guaspar [sic: Guascar] y Tavaliça [sic: Atahualpa] y Mango Ynga y Sayri Topa, todos han muerto en nuestros tiempos. |
277 |
Y los indios que estaban obligados a esto, cada uno en su comarca han padecido gran molestia, porquel inca los manda[b]a acudir según la necesidad de aquel tiempo, y después eran pocos para sufrir tanto trabajo porque, sin comparación, fue mayor. |
279 |
No era pequeña pesadumbre, aunque se hacía pocas veces, el servicio que éstos daban al inca cuando sucedía por señor en el reino. |
280 |
Porque como está dicho, el servicio de su antecesor, ni en la ropa que en el discurso de su vida se hallaba en los depósitos del Cuzco ni en su vajilla de oro y plata -que era muy notable lo que se hacía para cada inca cuando sucedía en el reino- ni en otra cosa que él tuviese por propia, sino que todo esto y la gente de su servicio quedaba para el cuerpo, para el cual y para el servicio se le hacían chácaras. |
280 |
Y tenían gran gasto, porque cadal día se sacaban los cuerpos todos de los incas a la plaza y allí se les hacía su fuego muy cubiertos y envueltos en mucha suma de mantas ricas, sobre cantidad de algodón; y estaban debajo sentados en sus sillas, y allí delante se les hacía su fuego, como al propio inca vivo, y su gente y mujeres con sus cántaros de agua [sic: açua], ques el vino de que ellos usan hecho maíz. |
280-281 |
Este capitán se juntaba en la plaza junto a él, en nombre suyo, enviaba con sus mujeres sus vasos de chicha al inca vivo y al Sol y a los otros cuerpos, a manera de brindar, y ellos los bebían y los capitanes, los que enviaban a los difuntos en nombre de los cuerpos. |
281 |
Porque los sacrificios, como está dicho en su lugar, eran allí ordinarios todos los días sin faltar ninguno, desde la mañana que se encendían los fuegos hasta medio día, así lo quel inca hacía en sus fuegos dirigidos al Sol como los que hacía el Sol al Viracocha Pachayachachi y otros muchos que hacían los cuerpos, y los que se hacían a las guacas. |
281 |
Y en lo demás, quien quisiere entender el trabajo que los indios tenían, allende de lo universal, sino cada uno en su tierra, vea desta ciudad hasta la de Quito, por la sierra, así por el camino que va a la ciudad de Los Reyes como tomando el de Guaxi [sic: Guari], por Guánuco y los Chachapoyas, y lo mismo por los llanos, y hallará tanta multitud de edificios en cada provincia, que ya todos están arruinados y caídos fuera de la población de los indios, así de galpones como depósitos y casas de mamaconas del inca y fortalezas y descansaderos. |
282 |
Y cada cosa destas, entrando en cualquier población, dan razón los incas viejos para el efecto que se mandaba, unos provechosos y otros para sus desatinos y desventuras; que cierto, aunque no dieran más tributo sino los edificios que en cada provincia hay, a los cuales sola la gente della acudía, era bastante para no holgar en todo el año. |
282 |
Aunque los que hubieran tratado desto lo uno y lo otro entenderán fácilmente, porque los mismos edificios los muestran bien, y cantidad de depósitos y fortalezas en todas las fronteras de Quito hasta Chile, y las grandes guerras y largas que tuvieron los incas con la gente que le quedó por meter debajo de su dominio cuando los españoles entraron en la tierra, que después acá se ha hecho bien poco en su reducción. |
282 |
Y lo demás de los depósitos se sacaba como cabía a cada provincia, pero nunca fue tributo tasado sino a la voluntad del inca como se proveía en cada un año, y siempre quedaba en los depósitos gran número de todo sobrado. |
284 |
El tocado de los indios es todo diferente porque en ninguna provincia se usa lo que en otra y, aunque a lo menos los principales están obligados a saber la lengua general, pero cada provincia tiene la suya. Algunos dicen que usar los unos del traje de los otros era prohibición del inca -y créolo porque llevaba camino- aunque sin esto es su natural inclinación. |
285 |
Y en ello no se puede negar que hubo grandes exorbitarias, todas las cuales procedieron de no entender su orden; porque entendida, aunque les pidieran doblado tributo, fuera menos el daño, porque aunque ellos daban lo que se les pedía del mismo ganado que tenían diputado para los tributos del inca y del Sol, pero tomábaselo muchas veces por su autoridad y llevábanles las hembras, que ellos no tenían costumbre de matar; distiniendo, ausentábanlo de las provincias y pastos donde lo tenían. Así perdieron gran suma dello y algunos vinieron a quedar pobres, porque ésta es su principal hacienda donde lo hay. |
289 |
Y aún los pescadores decían que en tiempo de los incas nunca los huros entraron en contribución para ningún género de tributos, sino que era servicio de los gobernadores y caciques, y que ayudaban a hacer ropa y tejían esteras y que daban pescado, y que nunca fueron tenidos por hombres ni se llamaban tal nombre. |
310 |
Finalmente, les acuden con lo necesario, allende desto, del ganado de la comunidad y de lo que de antes tenían por del Sol y del inca y de las guacas y adoratorios, a cuya guarda y servicio acuden los indios; y aún sin esto hay ovejeros antiguos y son reservados de tasa y no se pueden visitar libremente. Se sirven dellos los caciques, donde lo hay, y alquilan lo que les parece, y aún deben vender algo. |
319 |
Y para abreviar, los caciques han sucedido en lugar del inca, con quien, como está dicho, no tuvieron cosa tasada, sino que hacen y dan lo que se les manda. |
319 |
Y si pueden salir con ello vuelven muy contentos a sus casas, a lo más de lo cual siempre ellos acudieron en tiempo del inca, como está dicho. |
320 |
Y es cierto que debe ser desde que entraron debajo de la sujeción del inca que se la puso como está tratado en el principio deste cuaderno y en otras partes. |
320-321 |
Y todos los demás que después que Su Majestad tiene estos reinos hemos procurado descubrir y conquistar, que creo que son más de quince jornadas las que se han hecho por esta tierra, no sabemos que haya un cristiano ni se pueda doctrinar, sino sólo estos que estaban en esta orden debajo de la sujección del inca. |
321 |
Y tratándose de la averiguación si lo cumplen y llevando el castigo poco a poco se podrá remediar con el tiempo para que se venga a poner en lo que es razón; y luego entender si podrá ayudarse destos incas del Cuzco -que son prudentes- para que tengan cargo por provincias, porque de otra manera todo se ha de hacer con mucha dificultad y a fuerza de brazos. |
325 |
Después desto, averiguado el ganado de la comunidad, que se ha de entender todo aquello que estos tuvieron por del inca y del Sol y por propio del pueblo y de las guacas, dejándolo así como está junto y poniéndole el recaudo que hasta aquí se le ha puesto; también de común ordenar como resulte el provecho del común y se haga libro y se tenga cuenta para que se pueda tomar cada vez que la justicia visitare. |
325 |