La tierra que los Christianos llamaron Perú y la que el Emperador Rey nuestro señor Don Carlos V, que es el primer rey y señor de cristianos que la posee, llama Perú en sus reales provisiones, es muy grande y extendida, porque en ella, como parece en la provisión que a Juan de Sámamo hizo de la escribanía de la tierra del Perú, entra en la Gobernación de Popayán, que hasta este año de mil y quinientos y cincuenta y uno gobierna por Su Magestad el adelantado Don Sebastián de Belalcáçar, que en nombre de Su Magestad la pacificó y pobló de cristianos. |
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Y ansimismo cae en lo que Su Magestad en la dicha provisión llama Perú, la provincia que dicen de Chile, que al presente gobierna, descubre y pacifica en nombre de Su Magestad y por provisión que para ello yo le di, por virtud del poder que de Su Magestad tuve para dar gobernaciones y conquistas, el gobernador y capitán Pedro de Valdivia, donde cuando salí del Perú dexé pobladas de cristianos tres ciudades que son La Serena (en nombre de indios, Chimbo), y Santiago (en nombre de indios, Chilo [sic: Chile]) y otra ciudad en la provincia que dicen de Biobio. |
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Esta tierra del Perú, tan extendida y grande que de costa del Mar del Sur tiene mil y docientas o mil y trecientas lenguas, nunca fue vista ni conocida por hombre de Europa ni de Africa hasta nuestros tiempos […] |
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Y dícese que la tierra del Perú nunca fue vista ni conocida por hombre de Europa ni de Africa, porque aunque no se tuviese por tan dudoso sino que fuese verdad lo que algunos quieren decir de los cartaginenses que tuvieron noticia de tierras occidentales y lo que dice en el Timeo Platón, que con Solón pasó el viejo sacerdote exipcio, aquello sería de alguna poca cosa de la costa del Mar que dicen del Norte, pero no de la Mar del Sur, que tan escondida está y tan dificultosa de hallar, que aun habiendo años que [e]spañoles tenían poblada la del Norte no sabían que la hubiese ni la pudieron hallar sino con gran trabajo, atravesando la tierra hasta llegar al mar del Sur, en cuya costa está el Perú. |
13-14 |
Hay en esta tierra del Perú grandes extremos y de gran admiración y que parece a los que no entienden causa, que no se pueden compadecer. |
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Pero en las cordilleras del Perú que se extienden las dichas más de mil leguas, dado que en algunas partes hace quebradas, hay perpetua y continuamente nieve fuera de las dichas quebradas, de tal manera que en ninguna parte del año parece que hay mella en ella. |
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Esta tierra del Perú, según lo que yo pude entender procurando saberlo con diligencia (porque, como entre ellos no se usaban letras, las cosas de su antigüedad es dificultoso saberlas) fue habitada por dos maneras de gente: la una que vivía en los llanos y adoraba a uno que esta gente llamaba Pachacama y decía que había hecho el cielo y la tierra y la mar y todas las otras cosas, aunque decían que la mar al tiempo que la había criado la había metido en cierta vasija y dádola a guardar a un hombre y una mujer, los cuales habían quebrado la vasija y se había vertido el agua y derramado como ahora está y por ello el Pachacama, diciendo que ya que se había derramado se quedase como se estaba, había castigado [a] aquel hombre y mujer volviendo al hombre en mono y que de allí habían venido los monos; y a la mujer, en zorra y que de allí habían venido las zorras. |
29 |
En esta tierra del Perú abundante de [interl: todos] metales, especialmente de oro y plata, que se cree es la más rica de todo el mundo, al menos la parte de ella que de ella cae en las gobernaciones de Su Magestad del Emperador nuestro señor encomendó al marqués Francisco Pizarro y al adelantado don Diego de Almagro, que fueron Norte-Sur derecho meridiano CCCC y LXX leguas, empeçando desde grado y medio antes de la equinoccial hasta XXV o XXVI grados de la otra parte de la equinoccial hacia el polo Antártico;y, así, los naturales, antes de entrar los [e]spañoles en ella, se sirvían estas dos gobernaciones de vaxillas grandes de oro y plata, de tinajas. cántaros, ollas, jarros, y platos y otros vasos de diversas maneras; y los señores tenían escaños de ellos y entre ellos se halló uno de oro que, reducido a oro fino, valió veinte y seis mil castellanos; y después que los [e]spañoles entraron y, en especial, desde el año de 1546 se han descubierto tantas y tan ricas minas de plata, que es cosa de grande admiración. |
39-40 |
Porque Nombre de Dios y Panamá que son los pueblos que están en la puerta del Perú, el uno en que se ha de desembarcar después de haber caminado desde España mil y seiscientas o mil y setecientas leguas y donde se ha de tornar a embarcar por la mar que dicen del Sur, son tan enfermos, que de cien hombres que se detengan allí un mes creo no escaparán de caer enfermos veinte y de tal enfermedad, que gran número de ellos mueren; y en mi compañía, cuando a aquella tierra fui, irían treinta personas y ninguna dexó de adolecer en ella y más de las dos tercias partes murieron o llegaron a punto de muerte [...] |
41 |
Y la gente de la armada que conmigo de aquel puerto del Nombre de Dios salió, con ser ya toda hecha a Indias, salió tan enferma, que era cosa de gran lástima, con solo haberlos yo detenido allí poco tiempo aguardando a ver si venía la armada que se había de enviar para traer la hacienda de Su Magestad y a pasarla de Panamá al Nombre de Dios y poner a punto la armada que yo allí hice; y aunque fueron mejorando después de apartados de aquella tierra, pero salieron tan enfermos de ella, que desde aquel puerto hasta La Habana se hecharon XVI hombres a la mar y entre ellos, dos maestros de naos; y esto de estas enfermedades y muertos pasa con haber medicinas y refrigerio para los enfermos de la gente que allí hay, que son mercaderes y sus criados y gente de la mar que viene del Perú y va de España y pasajeros que de una parte a otra pasan [...] |
42 |
Y, así, yendo número de gente, [por] poco que allí se detuviese, no sólo de pestilencia mas de hambre moría y por esto digo que Dios fortificó la tierra del Perú también con esterilidad, porque en Tierra Firme, que es la puerta, hay tanta como he dicho y, así, con haber yo tomado todo el bizcocho y harinas que en aquel tiempo vino de España y con haber traído maíz de Nicaragua y comprar todo cuanto en Nata y en los dichos dos pueblos pude haber, apenas pude [a]bastecer la primera armada, que fue en tres naos y una fragata, en que iban trescientos hombres de guerra que envié para correr la costa del Perú y dar cartas y provisiones y publicar la benignidad y perdón de que Su Magestad era servido usar para que, entendido aquello y cómo yo iba con otra armada más gente, se levantasen en su real servicio los pueblos y vecinos del Perú [...] |
43-44 |
Y cuando con la segunda armada llegamos a la bahía de San Mateo, que es el principio de la costa del Perú, llegamos tan faltos de mantenimientos, que si Dios no nos proveyera con un navío que los de la audiencia de Nicaragua enviaron cargado de ellos (porque yo les había escrito que me los enviasen), que llegó al dicho puerto de la bahía, no sólo se nos murieran de hambre los caballos y bestias que nos habían quedado, mas aun mucha de la gente corría peligro, porque ya no había qué comer en los navíos, porque como la navegación es tan larga y tardía, no basta matalotaje que se embarque yendo algún número de gente, especialmente que, como se ha dicho, hay tanta esterilidad, que no se pueden hacer muchas vituallas. |
45 |
Y digo que, asimismo, está fortificada de agua, porque siempre continuamente las corrientes que salen del polo Antártico corren continuamente desde el estrecho de Magallanes por toda la costa de Chile y Perú y de la Buena Ventura, Tierra Firme, Guatimala y la Nueva [E]spaña hasta volver a las islas Molucos; y así, la navegación del Perú a Tierra Firme y a la Nueva [E]spaña y a las dichas islas es fácil y la otra, que es al contrario que ir contra la corriente, es tan dificultosa, que con gran dificultad y en mucho tiempo se va comúnmente; desde Tierra Firme al Perú y desde las islas Molucos a la Nueva [E]spaña nunca se han podido volver hasta ahora, año de 1533 [...] |
46 |
Digo asimismo que está cercada la tierra del Perú de viento, porque siempre todo el año corren sures o medios días que vienen del Perú hacia Panamá, si no son dos meses que corren vientos nortes, los cuales no recalan de tres partes del camino que desde Panamá al Perú hay, la una y en las otras, aun en aquellos dos meses andan siempre continuamente los dichos sures. |
50 |
Y allende de estas cosas ya dichas que hacen fuerte la tierra del Perú, hay otras dos que la hacen inexpugnable contra la voluntad de los [e]spañoles que en ella hay: la una es que, llegada cualquier gente a la costa, como por la larga navegación no pueda llevar qué coma, si no se lo quieren dar los que están en la tierra morirán de hambre; y, así, cuando yo llegué al puerto de Túmbez, con estar ya toda la comarca de aquel pueblo hasta Lima, que son ciento y noventa legus, prevenidos con los primeros navíos que envié y con los despachos que yo desde Puerto Viejo a todas partes envié para responder a la voz del del [sic] rey y juntarse conmigo y proveerme de mantenimientos y no se lo poder impedir Gonçalo Piçarro, porque era alejado hacia Las Charcas, y deseando todos proveerme, estuvimos diez o doce días sin comer sino sólo del maíz que yo había recogido de Puerto Viejo y de la isla de la Puná y de algunos porqueçuelos de los montes de aquella tierra y de pescado que con un chinchorro que hice llevar en el armada se pescaba. |
51-52 |
Bien es verdad que aunque esta gran fortaleza de la tierra del Perú todavía sea mucha, pero no es ahora tan grande como lo era cuando fui, porque el camino más fácil que entonces había descubierto era, como he dicho, por la mar del Sur desde Panamá, donde yendo desde España había de haber dos navegaciones: una hasta el nombre de Dios y otra en otros navíos y armada, de Panamá al Perú, tan dificultosa como ya he dicho. |
56 |
Y como después que yo allá fui se descubrió el camino del Río de la Plata al Perú, por los mensajeros que los del Río de la Plata me enviaron, y la gente, armas y municiones, ropa, [h]erraje, instrumentos para minas, caballos y yeguas que se les envió, parece que por aquella parte del Río de la Plata se podría enviar desde [E]spaña (que es buena y una sola navegación) exército con que, aunque con mucho trabajo y con harta dilación, ayudado de los del Río de la Plata y de los que del Perú acudiesen a la voz de su rey, se podría con más facilidad que de antes allanar lo del Perú, si se alterase, especialmente que para ir por aquel camino del Río de la Plata ayudarían las poblaciones de [e]spañoles que entre el Perú y el Río de la Plata yo ordené que se hiciesen, no sin falta de este respecto, aunque a nadie lo dixe. |
56-57 |
Y también no dexé de tener consideración en la población de Chile, que estando aquella tierra poblada y alindando con el Perú, podría ser de ayuda para semejante allanamiento; y, así, por estas cosas, aunque como he dicho todavía quedaba muy fuerte y casi con exército ina[c]cesible la tierra del Perú, pero todavía no parece quedar tanto como lo era antes. |
57 |