(…) y éstos son los que venden la coca, que es yerba que el Señor quiso dar en este reino para perdición de la nación que en él había de poblar, como lo hizo con el pueblo de Israel cuando, habiéndoles dado la Tierra de Promisión, les dejó por vecinos a los idólatras para probarlos (...) |
19 |
Impiden los corregidores de los indios el pasaje de la coca por los pueblos dellos, por que se venda la que ellos metes, y la de sus amigos y servidores, que no por el servicio de Dios ni en bien de los indios. |
20 |
De suerte que a las veces les causa más daño que no provecho, como es en que, tomando la coca, a veces no pueden cumplir con la paga tan presto como se les pide. |
20 |
O, comiéndose mucha cantidad de coca y gastándola en rescates que no son plata, les es forzoso vender de su hacienda para pagar la coca que tomaron. |
20 |
Lo cual se hace fácilmente si acaso el sacerdote he hecho alguna diligencia que sea estorbo al coquero de vender su coca; o si el negro o mulato que vive en la comarca no ha podido sacar indios del pueblo para sus chácaras o servicio (…). |
29 |
Cosa conocida es, y práctica ordinaria, que quien quisiere servirse de los indios les ha de contentar con darles coca, dejarlos emborrachar y, si tienen mancebas, no hablarles en ellas, y no hablarles en la señal de la cruz (…). |
30 |
(…) que con sus particulares contrataciones tenía ocupados a los clérigos, repartiéndoles coca a cada uno para que se la vendiesen en los pueblos de sus doctrinas entre los indios (…) |
54 |
No le servían por amor sino por temor, e invocaban al demono con prepararle una casa limpia, barrida y tender en el suelo alguna ropa buena: y sobre ella derramaban coca en sacrificio, y cuando venía le llamaban malco. |
77 |
Se hacía en lugar cierto, o hecho junto al camino, un majano de piedras de antigüedad allí han juntado los que pasan; demás de las cuales unos ofrecen allí la coca mascada o por mascar; o las ojotas, que son zapatos de su usanza; o una pluma, si la llevan, de las que traen por plumajes; o maíz de lo que llevan para comer; y de los colores que llevan las mujeres para sus afeites llegan a pintar la piedra a quien reverencian. |
78 |
Mochaban y mochan al tigre y tiénenle miedo de manera que, en viéndoles, no tienen ánimo par huir ni para acometerle; antes si va un indio solo por tierra dellos - que los hay cuando entran en los yungas, donde se cría la coca, en viéndole le mochan como si fuese animal de entendimiento, con cerimonias de manos y boca, entendiendo que aquello le valdrá. |
78 |
(…) y luego, tomando coca y sebo todo junto, ponen poquitos a poquitos muchos montoncillos alrededor de las papas, y luego comen y beben; y de que han descansado, u otro día, encierran las papas en otro hoyo mayor, o en piruas, que son como trojes - en conclusión son depósitos- en que guardan la comida todo el año. Después que han cerrado el depósito, o antes, suelen matar un cuy - que en Castilla han llamado 'conejo de Indias' - o dos a las veces, blancos sin mácula, como los elige el maestro que llaman para aquel acto. |
85 |
Es sacrificio hecho a la tierra - que llaman 'madre', en honor de que les ha dado la comida que han cogido-, para tenerla grata otra sementera; asimismo esto - como lo del sebo y coca - lo hacen para la conservación de aquellas comidas. |
85-86 |
Y todo eso ofrecen ahora, principalmente coca, que a ellos les es como a nosotros el incienso; que, demás de la que ofrecían en hoja y mascada, la ofrecían en el fuego: haciendo un pequeño fueguecillo junto a la uaca o la parte donde querían sacrificar, le echaban la coca; quemándose aquel humo, era acepto a la deida que ellos entendían. |
87 |
Cuando degollaban algunos carneros - dos o cuatro, según se juntaban entre ellos-, ofrecían asimmismo coca en hoja, esparcida en el sepulcro o derramada; otras veces una taleguillas llena; otras veces, mascada, la arrojaban en el sepulcro. La mayor solemnidad es quemarla en fuego. |
91 |
Prestamente le miran qué tiene dentro y, si le hallan dentro la sangre cuajada, entienden que no ha sido acepto el sacrificio; y si no la tiene cuajada, le ponen en aquel fueguecillo a que se queme, y le echan coca juntamente para que con aquel perfume sea sacrificado. |
92 |
Solían los curacas principales, cuando moría algún principal curaca, hacer que en el aposento del muerto se encerrasen las mancebas que habían sido de aquel que estaba muriendo. A las cuales las cercaban otras mujeres; dándoles a comer coca y a beber açua, las hacían morir borrachas y ahogadas desta comida y bebida, diciendo: 'come, come y bebe presto y mucho, que has de ir a servir al malco - que quiere decir 'señor' (...). |
94 |
Si se afirma en decir que ha dicho verdad y que ha hecho el deber, toma el segundo una hoja de coca entera y sana - que tiene en cada haz diversos colores, en la una verde claro y en la otra verde oscuro- y echándola en el aire dice: 'ahora mostrará la uaca si has dicho verdad o mentira'. Y cayendo la hoja en el suelo, la miran; si cae lo claro hacia arriba, dícenle: 'tú has hecho bien, que has confesado como bueno; este año nos hará bien la uaca'. |
100-101 |
Para lo cual juntándose toda la parentela de aquél en una casa y, el que los ha de oír toma una uayaca de coca - o taleguilla - y cierta cantidad de sebo y, repartiendo a cada uno un poco de coca con un poco de sebo, se lo ponen en la mano derecha; y, haciéndoles tener aquella mano levantada en alto, dice al que ha de partir que se confiese primero, por que lleve buen viaje, vaya bueno y vuelva (...); en acabando, toma el viejo toda la coca y sebo, que está en las manos de todos. |
102 |
Cuando comienzan a sembrar las chácaras ante todas cosas toman coca y la entierran en la misma chácara que en aquella sazón quieren sembrar, que es sacrificio hecho a la tierra, y con la semilla en la mano comienzan luego a sembrar (…). |
106-107 |
(…) y si -por causa de las aguas ser tardías- la sementera no nace o no crece, todas las veces que la van a ver y se entristecen de que no medra, meten coca en la tierra mochando a la tierra con cerimonias de la boca y de las manos. |
107 |
Y desde donde se hallan, si alcanzan a ver la uaca, o el cerro o lugar donde está, la adoran haciendo cerimonias de manos y boca; y, tomando coca de una uayaca que traen siempre consigo, la arrojan por el aire hacia donde está la uaca; y, si hay nubes, las mochan arrojándoles asimismo coca y con otras cerimonias, diciendo en su lengua: 'Padre mío, suéltanos el agua'. |
107 |
Y si por ventura hiela -que faltando las aguas y nublados, en toda la tierra fría del Pirú es muy cierto-, ofrecen coca a la tierra enterrándola. |
107 |
(…) y así, preguntándole más si habían muerto algún carnero alló o cuy u otra cosa, dijo que no había visto más de que habían hecho un pequeño fuego junto a aquellas casa, y que todos llegaban y que cada uno echaba en el fuego un poco de coca; y una vez quemada, otro. |
108 |
Todas estas mujeres traían sus talegas con coca y se las daban a estos principales o viejos; y de cada talega echaban por cada niño un poco de coca en el fuego, que estaba en medio de la casa (…). |
111 |
Traían luego coca y, echándola en la lumbre, ofrecían aquel sacrificio por la salud del enfermo, y esto lo hacen hoy día aquí. |
112 |
Luego ponen aquellos corazones encima de un fuego que han hecho, y echan coca en la lumbre (…). |
113 |
Y con esto juntamente entierran todas las cosas de que el difunto usaba cuando vivía: como es las ojotas -que es su calzado-, una uayaca -a veces con coca, a veces sin ella-, la cobertura de su cabeza -con sus plumajes de oro o plata o azófar o plumas-, una manilla que usan traer en el brazo derecho, los instrumentos con que solía jugar, un aillo, que es una manera de arma que usan contra el enemigo y contra la caza y es tan fuerte que, tirándole a cierta distancia, atan un animal de suerte que luego cae y no se puede huir; lo mismo hace en un hombre y aun lo derribará muerto. |
115 |
Entierran con ellas algunos ovillos de lana y los usos con que hilan, y algunos envoltillos de coca muy atados entre alguna ropa. |
115 |
(…) en medio ponen un poco de algodón escarmeñado y en el algodón un poco de coca (…) |
115 |
De estos actos y de otros se deja entender que la coca, que los españoles tanto cultivan y aumentan para su codicia, y para perdición de estos desdichados, es el más ordinario sacrificio, y agradable; y así, con todas las otras diversidades de sacrificios, va siempre éste quemado en fuego, como el incieso. |
115 |
Cuando no pueden haber los cuerpos de los muertos, como he dicho, les cortan las uñas de los pies y las manos y unos pocos de cabellos; y esto, envuelto con un poco de coca y atado en un paño, lo llevan a enterrar en el lugar donde le han de hacer veneración. |
116 |
(…) la manceba -en señal del amor que le tiene- cortando un poco de sus propios cabellos, los encierran en un jarrillo con un poco de coca y algunas chaquiras; y luego, hinchando el jarrillo de tierra seca o de arena, lo sepulta con su amado. |
116 |
(…) así como antiguamente decían que eran 'hijos del rayo', ahora dicen que son 'hijos de Santiago'; y así, cuando truena, mochan al rayo y trueno diciendo !'auqui Santiago'!, y echan coca al aire hacia el rayo o relámpago. |
121 |
No comen casi nada o nada; lo más es coca, que en la boca tienen de ordinario para este ejercicio. |
125 |
Si muere luego, juntan un poco de oro y plata, y plumas -de las que ya he dicho- y coca y chaquiras -de las que traen las mujeres por gargantillas, que llaman 'mollo' y 'capa' - y se lo ponen allí junto. |
125-126 |
Yo, entiendiendo si era uaca de piedra -que entonces tenía menos experiencia que ahora- le pregunté quién la había traído, y cómo y de dónde; y díjome que su padre la había llamado en aquella casa; haciendo un pequeñuelo fueguecillo y echando en sacrificio un poco de coca y sebo en la lumbre, vino la uaca y que, cuando entré la uaca en la casa, temblba toda la casilla; y que entonces su padre comenzó a mocharla, y dijo al muchacho que la mochase con palabras y otra cerimonias. |
128 |
Y que ha idolatrado no es menester más probanza, en conciencia, de saber que en idolatría vivió - como he declarado-, y que trae la coca en la boca de ordinario. |
187-188 |
Y asando sobre la lumbre la parte de la carne que en el sueño se les ha pedido, lo ofrecen en sacrificio. Quemando asimismo coca, asan desta manera las renes o lomos del corazón y entrañas, lo más ordinario. |
189 |
Y era manera de juego, y con aquello se regocijaban; y después se ponían a ofrecer sacrificios a las nubes: los sacrificios eran de lana de vicuña, pelos de cuy, plumas y coca y sebo, para que lloviese. |
209 |
El cacique, tomando la imagen, la colocó en aquella casa y le ofrecían muchos sacrificios; (…), el corregidor hizo la averiguación engañando al cacique. De moso que le llevaron a ver la casa, en donde halló muchos corazones de carneros sacrificados y coca, unos frescos y otros enjutos (...). |
261 |
(…) y así, trabaja en balde el que trabaja si el vecino, corregidor y clérigo está vendiendo vino y coca, y disimulando con la doctrina y más pecados por que se venda el vino acedo por bueno. |
313 |
Como son que, cuando hacen la casa, reparten coca a toda la gente que ayuda, la cual tienen en la boca todo el tiempo que andan trabajando: es superstición como todas las otras cosas. Dicen los indios para encubrir su mal intento, que les da fuerza para trabajar y que no sienten hambre. Es falso y contra toda verdad de buena filosofía, como declararé en lo que tratare tocante a la coca. |
328 |
Si es persona que puede, en acabando la casa beben tres o cuatro días -y ocho a veces, como es principal- y cantan todos los días.Cuelgan en las casas mazorcas de maíz, y a veces lo entierran en el suelo de la casa o a la entrada de la puerta: es superstición y ofrenda ofrecida a la uaca por el bien y ventura de aquella casa. Ofrecen esto con coca y con algunas chaquiras, y así lo entierran o lo cuelgan, y hacen otros sacrificios; el beber asimismo sobre la casa hecha muchos días es superstición. |
328 |
Si en alguna piedra del campo o de alguna casa cae algún rayo, de suerte que conocidamente se sepa el rayo haber caído en aquel lugar, en tronando recio o cayendo algún rato luego van a mochar en aquel lugar, y lo que ofrecen es la coca que traen ordinariamente en la boca: que cuando no hubiera otra cosa más que ésta en que poder ver cómo el uso de la coca es cerimonia de sus ritos, si no, ésta bastaba. Lo demás diré cuando trate de la coca. |
328-329 |
(…) porque por los españoles se ha visto la coca fresca, acabada de sacar de la boca mascada, pegada en la piedra o parte donde ha dado el rayo. Aunque sea de muchos años atrás, aquella memoria la veneran como lugar que el rayo eligió para sí, y le es dedicado. |
329 |
Porque yo estuve en una doctrina que llaman Savaya, en la cual un clérigo -mi antecesor, que se llama Florián Cortinas- halló en una pirua -que es troje- una criatura muy pequeña enterrada, y con ella ofrecida una libra o más de oro en grano, y otras cosas. Lo cual descubrió un yanacona, que andaba vendiendo coca en servicio de un mestizo que se llama Arisméndez. El yanacona huyó, y enviaron tras él quien lo mató con ponzoña, comiendo en un desierto: sin saber el pobre quién comía con él, ni qué es lo que comían lo que con él caminaban. |
330 |
Llaman a la tierra fría puna, y a la tierra caliente llaman quiroas, y a la demasiado caliente -donde se cría la coca- llaman yungas. Quiroas y yungas es todo serranías de gran aspereza, donde descienden grandes valles. |
332 |
Acostumbran los indios de los puebos comarcanos a los yungas -de doce, quince leguas y más- a ir a la cosecha de la coca, que se coge cuatro veces en catorce meses. Son los indios Yungas tan señores con la coca que se halla, que por sus personas no trabajan en sus chácaras más que en mirar y mandar; y así, se sirven de los forasteros en el coger de la chácara, limpiarla, rozarla y plantarla de nuevo: (...). |
337 |
La paga que les hacen los Yungas a los forasteros por su trabajo es en coca y darles de comer; y las mozas forasteras, por ganar doblado sueldo, se amanceban con los Yungas el tiempo que allá están (…). Y a veces el que le lleva la corriente, porque de aquel interés de coca espera parte; o todo, si la moza le está bien sujeta. |
337-338 |
Acontece llevar las hijas a vender a estos Yungas, y por coca las dan los padres y las madres doncelluelas y chiquitas (…). |
338 |
(…) la coca que les dan por la hija -cuando está doncella, si la corrompe el que la lleva- guárdanla o parte della mucho tiempo; y tienen esta coca en mucho, como reliquia, porque fue precio del virgo. |
338 |
No entrará un indio en la mina sin ofrecer a la puerta su sacrificio de coca, mascada o por mascar, aunque esté un ángel a la puerta diciéndoles que, si ofrece, se ha de hacer pedazos; ecepto si el ángeñ se le mostrara de suerte que le cause miedo, que en tal caso mocharía al ángel primero con la coca, y después -si lo dejaran ir- mocharía a la mina. |
351 |
(…) si la veta es de metal duro, saca con el dedo sucio de la boca -que está más sucia- la coca mascada y unta el metal, entendiendo que ha de ablandar su dureza con aquello; es abusión del demonio. En todos los pasos peligrosos de las minas y puentes va ofreciendo coca. |
351 |
Lo que podría mucho ayudar al descargo de los gobernadores sería un vigilante cuidado sobre quitarles la coca (…). |
352 |
Hay en Potosí gran número de indios fundidores que llaman «guairizadores». Estos todos funde - o «guairan» - para sí en una semana lo que han hurtado en la otra; y la semana que determinan de guairar se confiesan con sus confesores -que llaman ichuiri- en el principio della, por fin de que el metal de la plata y que la dé en abundancia. Y cuando están guairando ofrecen coca en la guaira al fuego: lo cual quemándose, piensan que es parte para sacar más próspera ganancia después de la fundición. |
356 |
Tienen en sus casas un hornillo en que refinan la plata; en encendiendo el horno y poniendo la plata a refinar, comienzan a ofrecer coca en aquel fuego y algún abortivo de oveja o algún cuy, y las cejas y pestañas (…). |
356 |
(…) en tanto que el uno está encendiendo el fuego los otros le están ofreciendo coca por encima del horno, para que tenga buen succeso. Después que lo han cocido y amontonado para hacer sus cargas, le tornan a ofrecer coca por que tenga buen suceso en la venta. |
357 |
Otros indios se ocupan en ir por soroche lejos de Potosí, a unas minas; y en el camino tienen muchos lugares de veneración que llaman apacheta, en que mochan por el buen suceso del viaje y de la salud. A la apacheta mochan, y a la mina del soroche, por que les dé buen soroche. Y después que lo han sacado y amontonado, ofrecen coca al mismo soroche en el montón; y, en llegando a Potosí, en sus casas lo guardan y allí le tornan a ofrecer coca y sebo -y hacen otras supersticiones- por fin de que tenga buena venta. En todas las entradas y salidas de Potosí tienen diversos mochaderos. |
357 |
Con sus ciegas abusiones se ha hallado en Potosí que, en el lugar donde se sentaban algunos indios a vender algo, tenían enterrados algunos hechizos de supersticiones. Yo vi uno, que era un corazón de no sé qué animalejo con un poco de coca y con un poco de lana y sangre (...). |
359 |
(…) se notará que no es de menor daño para las almas de los naturales el aumento y uso de la coca [de lo] que en España lo eran los libros que Cazalla y Constantino, Egidio y sus secuaces comenzaron a sembrar para fundamento [y] perpetuidad de sus dañadas intenciones. |
364 |
(…) para perdición de los naturales, es mayor daño el uso de la coca que para España los libros de secta falsa; porque aquellos libros los repartían herejes disimulados, y la coca -que es tan perniciosa y a Dios odiosa- la venden cristianos que se tienen por católicos. |
364 |
(…) y la coca la venden por dinero unos cristianos a otros, y todos la venden a los indios para que de ordinario hagan sacrificios al demonio. |
364 |
(…) y la coca la venden a quien saben que idolatra con ella, y que no la compran ni se usa para otra cosa. |
364 |
(…) y la coca se vende públicamente (…). |
364 |
(…) y la coca [la] ha aumentado y plantado la codicia española para perdición de las almas: que [los indios] no tenían licencia para usar della en tiempo de la infidelidad de los Ingas. |
364 |
Que sea verdad que los españoles aumentaron el interés o sacrificios de los ídolos en umentar la coca, la fama lo publica de la experiencia notoria (…). |
365 |
(…) y es verdad que, cuando los Ingas reinaban, ellos eran señores de toda la coca y la mandaban plantar en las partes donde se daba más regalada, fértil, menos áspera y más delicada: que con ser yerba -para ninguna cosa humana útil-, es tan delicada que es necesario criarla en tierra tan caliente que jamás hiele, ni [que] viento frío ni cierzo la pueda tocar. |
365 |
Y, aunque es menester guardarla de los ardientes fríos, asimismo es necesario guardarla del excesivo calor que hace en aquellos valles; y así plantan, por aquellos valles por donde plantan la coca, árbores altos de sombra. Y no muy cerrados, porque asimismo no ha de estar muy asombrada sino desavehada: de suerte que pasando el sol le dé a ratos, y a ratos la deje en sombra. |
365 |
[Re]quiere criarse en tierra fértil de mucha agua de regadío, y no en pantanos ni en ciénagas, sino en parte que, en tomando el riego, quede [el suelo] enjuto. La coca es una hoja que se cría en un arbolillo tan pequeño como hasta la rodilla, o como hasta la cinta. |
365 |
Es árbor que se envejece en pocos años, y en siendo viejo echa aquella hoja con más grosedad o aspereza que cuando es nuevo. Cuando se envejece, plantan de nuevo cortando los cogollos de la vieja [planta], como quien trasplanta un durazno o naranjillo que ha nacido acaso de alguna pepita; desta manera renuevan las chácaras de la coca. |
365 |
Sábese que los Ingas eran señores de la coca y que ellos mandaban plantar; y que nadie tenía licencia de usar della sino los capitanes del Inga y los que por hechos señalados recibían de los Ingas alguna merced (…). |
365 |
Así como los Ingas hacían mercedes de diversos dones a los fieles y de más valor en su servicio, así les daban la coca a los que querían honrar, y licencia para que sacrificasen con ella y la trajesen en la boca por cerimonia del culto de sus ídolos y supersticiones religión (...). |
365 |
Usaban de la coca todos los que eran del linaje del Inga. |
366 |
Toda la coca que se cogía se llevaba al Inga del Cuzco; y, como señor della y de toda la idolatría -por cuyo parecer la religión superticiosa se gobernaba y honraba-, tenía dada orden cómo se había de repartir aquella coca: parte della por las uacas del reino -toda para los sacrificios-, parte della a los que recibían merced, y parte della para su propia persona y parientes. |
366 |
Esta coca se plantaba en algunos valles de los andes -o yungas - del Cuzco, en pocas partes; y en un valle que se dice Pallayunga, el cual es tan caliente que en tiempo que gobernó don Francisco de Toledo se le dio noticia diciendo que en aquel valle se cogía coca todos los días del año; a lo cual entraban indios de ordinario todos los días y los menos salían, porque por maravulla escapaba persona que allí entrase, varón o hembra. |
366 |
Por evitar esta mortandad destos indios mandó don Francisco de toledo destruir la coca de aquel avlle, y un mesticio que dio en esto bastó a acabarlo, y así se destruyó por el bien de tantas almas que perecen. |
366 |
La gente que cultivaba la coca para los Ingas en este valle eran indios a quien el Inga por delitos tenía determinado de justiciar, y por ruego o por otras causas les dejaba de matar, condenándoles a la población de aquel valle y servicio de las chácaras de coca que allí los indios tenían. |
366 |
He dicho que la coca se sembraba en partes donde se daba regalada, fértil y delicada. |
367 |
Todas las veces que [se] meten coca en la boca muerden aquella pasta -que llaman llipta - y con aquello mascujan la coca y la saborean hasta que, bien mascujada, la meten entre las muelas en un carrillo. |
367 |
De la caña deste árbor, depués de seca y quemada, hacen ceniza o carbón; y de aquel carbón, moliéndolo con sal en cantidad y haciendo pasta con agua, lo hacen tortillas; y secas al sol, sirven de condimento para la coca. |
368 |
(…) por la misma manera el que trae la coca a vender a los indios usa trato ilícito, aunque no les diga: «véndotela para que sacrifiques». Que ya se sabe que no es comida ni la comen, sino que sólo della usan para sacrificar. |
368 |
¿Qué cosa es aumentar la coca y venderla nisi «mittere scandalum coram filiis Israel et tenere doctrinam nicolaitarum»? Si los Ingas tenían por estimable culto y honroso rito y sacrificio principal la coca, y los españoles la aumentaron y se la consienten (...). |
368 |
Que la coca se debe prohibir, pruébolo en que, así como no es lícito vender ídolos a los idólatras, así no es lícito vender el sacrificio a los que han de idolatrar. La coca es sacrificio, como parece por toda esta historia; luego no es lícito venderla. |
369 |
Los que venden la coca a los cristianos baptizados en la Iglesia de Dios, que engañados de los viejos, sacrifican con ella, ¿qué hacen sino vender en el templo de Dios lo que no es lícito, y dar el peligro a los que han de ser cristianos para que se pierdan y no sean templo de Dios? |
369 |
Los que plantan la coca y los que la venden, y los que la consienten vender sabiendo que se sacrifica con ella, no pueden vivir fuera de culpa pues que venderla a los indios es poner el grano del incienso en el incensario para que inciensen al ídolo con ella. |
369-370 |
Para defender la coca y decir que es cosa lícita y provechosa, buscan muchas invenciones [los] españoles [que] la han mascado y probado a comer para saber qué gusto y qué efecto tiene (…). |
370 |
(…) porque, habiendo informado al virrey don Francisco de Toledo del daño que causaba la coca, la quiso destruir; y los señores de la coca la defendieron suplicando por entretenimiento dellas, y apelaron y le levantaron testimonios diciendo que era útil y provechosa para las cosas arriba dichas. |
370 |
Que dado caso que el indio sacrifique con el carnero y con el cuy y el abortivo de la oveja, y con las cejas y pestañas, y con diversas plumas -y con un palo y una piedras en el camino, cuando no hallan otra cosa-, aquello con que sacrifica solo él peca en hacerlo, y no peca el que no se lo vende. De donde se infiere que el que vende la coca peca -porque le vende el sacrificio - como el que lo ofrece, porque se sabe que sacrifican con ello. |
370-371 |
Lo que no hay en la coca: que en un cesto hay para muchos días, y la traen de día y de noche consigo en una taleguilla colgada al pescuezo. Y en la boca y en un puño tienen para más de dos días o tres; y es cosa que cuesta poco echar tres o cuatro hojas al aire cuando mochan las nubes u otra cosa. |
371 |
y no andan a cada hora adivinando, como andan a cada paso con la coca ofreciendo. El carnero y el cuy lo ofrecen a tiempos y en solemnidad de sus fiestas, en casos de enfermedades o de notables acaescimientos; la coca, de día y de noche, a cualquier miedo, o a cualquier pena o cerro, o al cualquier tonta imaginación. |
371 |
Cada vez que quieren ofrecer la coca -que son innumerables veces-, no buscan un carnero ni un cuy para ofrecer con ella, sino la coca sola ofrecen; y con todos los otros sacrificios ofrecen coca, que ninguno ofrecen sin ella. Ningún sacrificio ofrecen en fuego sino de la coca, que la queman como nosotros el incienso; y en algún caso notable el corazón del carnero lo ponen en el fuego por sacrificio, y con él la coca. |
371 |
y que, cuando los otros faltasen, éste no faltaría en tanto que los españoles plantaren la coca y la cendieres. [De] donde se deja entender deberse quitar la coca. |
372 |
Que los españoles la multiplicaron se ve en que pidieron licencia al virrey don Francisco de Toledo para plantar más chácaras de las que al principio habían plantado; y de ver los indios que los españoles plantaban las chácaras, las plantaron ellos donde nunca se había criado. Cuando los Ingas, había poca y en pocas partes, y ahora son más de ducientas leguas en largo de serranía donde los valles están plantados de coca, que es desde Pocona hasta el Cuzco y de ahí a Quito. |
372 |
Testimonio de que los españoles tienen culpa mucha en los pecados que los indios hacen con la coca, me lo han dado indios a entender. Diciéndoles yo: «!no comas coca!, deja la coca!», me han dicho: «si los españoles nos la traen y nos la venden, ¿por qué no la hemos de comer?» |
372 |
Que la coca sea comida, la experiencia muestra ser falso; porque, cuanto en razón de comida lo que lo es -o «mantenimiento» - ha de entrar en el estómago para que sea comido o sustento, la coca no entra en el estómago del indio realmente, y quien dijere lo contrario no trata verdad. |
372 |
El uso que le han puesto los que la venden -por venderla, no parando en más que en el deseo de su interés- es decir que los indios «comen coca»; y es falso: que ni los indios la comen ni el vocablo que tienen para decir el uso della no quiere decir «comer», sino «mascujar». |
372 |
Que no es buena la coca para el bien humano, ni es comida, se parece en que los españoles no la comen (…). |
373 |
Y, si fuera comida, no trajera un indio un puño de coca en la uayaca dos o tres días y más (…). |
373 |
La coca no lo puede ser, y así ningún español la come; y, si alguno hubiere que pueda jurar que la ha comida, habrá sido de hecho artificiosamente por dar parecer en el favor della, y por sustentarla. Si a este tal le encerrasen en un aposento donde le pusiesen un cesto de coca y no le diesen otra cosa a comer, él confesaría la verdad antes de muchas horas. |
373-374 |
Que no sea buena la coca para el bien humano, se parece en que nadie sabe que aproveche para otra cosa más que para lo que dice esta historia. |
374 |
Para que se vea qué cosa es la coca, la envío en este pliego. Los que la mascan que sienten en ella después de mascujada en gusto acidillo, y lo que se entiende y es verdad es que, con la calidad de calor suyo -y con la ayuda de la sal de la llipta y la calidad del carbón de que está hecha-, les provoca a bajar del cerebro algunas flemosidades con la fuerza de su humo: y aquellas flemazas tragan. |
374 |
(…) será la coca buena para este efecto. Según mi pobre parecer que no basta; la experiencia dellos mismos lo muestra, y es claro que, si los sustentase en fuerzas y es quitase hambre, no tendrían necesidad de comer todas las comidas ordinarias, y así comerían menos y tendrían menos costa. |
374 |
y, para comer el manjar, echan de la boca la coca que tienen mascada, y algunos se lavan la boca para comer. |
374 |
Si fuese comida la coca, no la echarían de la boca cuando quieren comer; antes comerían con ella si tuviese buen sabor. Y con los otros manjares la comerían; y no la comen como comen ají verde y otras muchas yerbas verdes conocidamente buenas, que comen con maíz y carne y otros manjares, todo revuelto. |
374 |
Entre los viejos alguno se halla que com alguna coca, no por manteniemiento ni ordinariamente como los demás manjares, sino como cosa acaso: por la ordinaria costumbre que tienen de traerla en la boca, se tragan alguna. |
374-375 |
y así, en todas partes se vende coca por menudo, de suerte que por un puño de coca dan un puño de maíz o de cecina -que llaman charque -, o de otra cualquiera cosa. Y por esta manera de contratación dicen que la coca es plata (…). |
375 |
Es tanta la sed de los españoles que traen de pueblo en pueblo a vender esta coca que me ha acontecido quitar y quere resistir a la gente moza el traer en la boca la coca, y meterse ellos a impedir lo que yo y otros curas hacemos. |
375 |
En lo que digo que la coca es de mayor daño a los indios que los libros de falsa doctrina en España, no quiero decir que los libros no eran de mucho y pernicioso daño, sino que aquellos libros no los osaban dar a todos sino a los que engañaban primero (...). |
375 |
Y los indios, para que se usen de la coca, no es menester engañarlos, que ellos están engañados y sus cerimonias los tienen engañados (…). |
375 |
Oído he decir que la contienda de la coca -sobre si se permitiría- se trató en un Consejo Real, y que se permitió; (…). |
376 |
Conforme a este propósito, me parece pecado intolerable el que hacen los que venden y plantan la coca: pues que a los baptizados les dan la coca con que sacrifican los ídolos, ¿qué otra cosa quiere decir sino «conviene que los que sois convertidos y baptizados seáis también idólatras; y que para ello compréis nuestra coca, porque la queremos nosotros vender y enriquecernos para que vosotros guardéis la le vieja»? |
376 |
El obispo del Cuzco, que murió poco ha, fue uno de los que más amparaban la coca, porque cargaba él solo más que ninguno de los que corría la carrera de Potosí. |
376 |
Los vecinos de Chuquiabo y de otras partes, que tienen repartidas sus rentas sobre los indios de los yungas, asimismo defendieron la coca en los tiempos pasados: porque les está la renta tasada en coca, y cada cesto de coca le está tasado a cada vecino en peso y medio ensayado, que en corriente viene a ser tres pesos y tres tomines. Cobrando la tasa en coca, venden cada cesto por seis y siete pesos corrientes, que a esta cuenta las rentas les valen doblado de lo que se les dio de merced. |
376 |
Los indios que pagan con la coca se huelgan de tenerla y de pagar con ella: lo uno por no vivir sin la coca, lo otro porque para pagar la tasa no tienen trabajo, que la pagan con mucho descanso por el mucho servicio que les entra para el beneficio de las chácaras. |
377 |
Cuando se trató de quitar la coca, salieron los indios diciendo que no tendrían con qué pagar la tasa si les quitaban la coca, y todos ayudaron por sus intereses. De donde se entiende que la codicia de los interesados en la coca y la maldad de los indios, que no quieren salir de sus idolatrías, es parte para que no se conozca la verdad de las marañas que inventan para no salir de sus pecados. |
377 |
(…) viniéndole una vez a apretar y mandándole traer de la chácara, donde estaba con la india, vino quejándose y diciendo que yo le hacía pobre y que moría de hambre, por que no le dejaba beneficiar su chácara. Conforme a esto es lo de la coca. |
377 |
Las rentas eclesiásticas de los obispados y cabildos, como son el Cuzco y el de Los Charcas, gozan de los diesmos de la coca y con ello se aumentan las rentas, y la Iglesia o los eclesiásticos venden las rentas destos diezmos a los arrendadores. |
377 |
(…) si los indios acabasen de conocer cuál es el remedio de su salvación y dejasen la idolatría, no usarían jamás de la coca; porque, para la necesidad humana, ya he dicho de cuán poco efecto es -y las [circunstancias] en que parece tiene algún efecto-, y el pecado para que se usa cuán dañoso. |
378 |
A lo cual, considerado bien y satisfechos de la razón del daño que la coca causa, otros juicios más claros que el mío en pobreza verán, por lo que trata el discurso desta historia, que el menor daño es el interés propio de aquellos chacareros. |
378 |
Y los plantadores de la coca tienen mayor culpa que podían tener los libreros; (…). |
379 |
Lo cual no es así en los coqueros: que siempre desde el principio -y más claro en el principio- se entendió -porque la infidelidad era mayor y más clara que ahora- que los indios sacrificaban con la coca, y desto servía su uso. |
379 |
Hay muchos prendados en ellas, los cuales han dado su plata a los señores de las chácaras adelantada para ternerlos obligados y las palabras tomadas, para que les den la coca de aquel año o de aquella mita. Si las chácaras se quitasen de repente, los dueños quedarían adeudados y las chácaras o haciendas perdidas; (...). |
379 |
porque, si se espera a que los chacareros paguen las deudas con la coca, no es remediar las almas si les venden la coca de aquellas esperas. Si, habiendo conocido cuánto es el daño que les viene y cuán necesario es el remedio y destruición de las chácaras, será dar licencia para la perdición de las almas por que en la hora se satisfagan. |
380 |
En buen juicio de la pernicie de la coca y del peligro de las almas, es necesario prohibirla con rigor y no atender a daños, lágrimas ni misericordias, que traen condenación. |
380 |
Y si, teniendo atención a que los prendados sean satisfechos y que no padezcan, y que los chacareros paguen con la coca -y para ello se les diese licencia por un año o dos, o por menos (…). |
380 |
Algunos dicen que, cuando falte la coca de las chácaras, que se apercibirán y la esconderán los indios para mucho tiempo, y que sacarán la coca que está en las sepulturas para comer. A esto respondo que, si usaran de la coca principalmente para comer y fuera manjar urgente, aún no sacaran de las sepulturas y adoratorios la coca: porque tienen gran miedo de quitar lo ue dan u ofrecen en cualquier oráculo. |
381 |
Y así, siempre se verá ser falso si alguien dijere que han de quitar la coca que han ofrecido a las sepulturas. Demás desto, la coca que no está muy guardada en su cesto luego se pudre, o le da no sé qué gusano que la consume: donde no queda para mascar.! |
381 |
Para destruir la coca que los indios guardaren, no es menester más que encomendarlo a los sacerdotes, que los que fueren celosos la destruirán; y los que no, mándandoselo los perlados con pena, todo se acabará en breve. |
381 |
Los bienes que podrían venir a las almas de las destruición de la coca, de lo dicho se presume. |
382 |
De donde se deja entender que, si [a] los indios que en toda esta cordillera viven poblados desde su origen no se les consintiese criar la coca, y se asolase con rigor de castigo, necesitados vendrìan a buscar el oro para pagar las tasas; (…). |
384 |
Si los indios comercanos a los valles de la coca no hallasen tantas veces al año quien les fuera a rogar con la plata para el beneficio de la cosecha de la coca, la necesidad les haría labrar las minas que tienen encubiertas; (…). |
386 |
si los españoles se ocupasen en labrar en minas y no en coca -y los indios que en la coca se ocupan se ocupasen en minas de españoles-, más aumento habría de quintos que provecho de la coca, pues que a la Hacienda Real no viene parte della. |
387 |
Los indios que tienen la coca -si se les vedase- dirían que no podían pagar, por muchos intentos suyos. Lo primero sería por no dejar la coca, que es vicio de su usanza el traerla mascujando; demás de ser cerimonia o rito de su religión idolátrica. A causa de la coca les entra tanto servicio y provisión, al tiempo de la cosecha, que viven descansadísimos y sin cuidado de lo que han menester: porque, cuando han de sembrar, por la coca hallan forasteros que les siembran las chácaras de maíz y papas, yucas y otras cosas de comidas. |
387 |
Los Yungas, con aquella ocasión de la coca, son tan señores que no tra[ba]jan casi en cosa alguna, si no es en mirar cómo el indio forastero le está sirviendo como un esclavo. Por no perder los Yungas este ordinario servicio y señorío, harán cuanto pudieren por no dejar la coca. |
387 |
Aunque, si la contratación de oro hubiese, de españoles -con ropa, y las cosas que han menester y los españoles tratan- serían tan socorridos como de los indios por la coca. |
388 |
[por]que les valdría menos de un peso y medio ensayado -o de oro fino- a un cesto de coca, que lo venden cada uno en su casa por seis o siete pesos y más. |
388 |
Un caciquejo que es «confesor» dellos -que se llama don Diego Sacatiri, y por otro nombre don Diego Mono- porque le tomó un rayo, queriendo sanar a una su nuera de unos desmayos que tenía de corazón, determinó hacer cierto sacrificio con coca y otras cosas, y alquiló un Uro que de su propio nombre se llama Alonso Mono, que sirve al corregidor de alcalde de la comunidad. |
390-391 |