Diuídense en tres géneros todos los indios destos llanos, porque a vnos llaman yungas, y a otros tallanes, y a otros mochicas; en cada prouincia ay diferente lenguaje, caso que los caciques y principales y gente noble, demás de la lengua propia de su tierra, saben y hablan entre sí todos vna mesma lengua, que es la del Cuzco, por causa que el Rey del Perú llamado Guaynacaua, padre de Atabaliba, pareciéndole que era poco acatamiento de sus vassallos, especialmente de los caciques y gente principal que más ordinario con él trataua, auer de negociar por intérprete, mandó que todos los caciques de la tierra y sus hermanos y parientes embiassen sus hijos a seruirle en su Corte, so color que aprendiessen la lengua, aunque principalmente su intento era assegurar la tierra de todos los principales con tenerles sus hijos en rehenes. |
39 |
Como quier que sea, por esta forma acabó que toda la gente noble de su Reyno supiesse y hablasse la lengua de su Corte, de la manera que en Flandes se introduxo que los caualleros y nobles hablen la lengua francesa; de manera que el español que supiere la lengua del Cuzco puede passar por todo el Perú, en los llanos y en la sierra, entendiendo y siendo entendido por los principales. |
39 |
Está a doze leguas de la mar, de cuya causa se espera que se poblará mucho porque suben a él los nauíos con ropa y vino y otros mantenimientos, de donde se prouee la ciudad del Cuzco y la prouincia de los Charcas, adonde acude la mayor parte de la gente de la tierra por causa de la contratación de las minas de Potosí y Porco... |
42 |
Desde esta villa de Guamanga al Cuzco ay distancia de ochenta leguas, en las quales ay grande aspereza de caminos por las muchas sierras y quebradas que son causa de grandes peligros, |
48 |
La ciudad del Cuzco antes de los christianos era el assiento y Corte de los reyes de aquella prouincia y desde ella se gouernaua tanta distancia de tierra como está declarado y se declarará, y allí acudían los caciques de todas partes, assí a traer los tributos del Señor como a tratar sus negocios y a pedir su justicia vnos contra otros, y en toda la prouincia no auía otro lugar poblado de indios ni que tuuiesse forma de ciudad sino ésta, donde ay vna muy buena fortaleza labrada de piedras quadradas tan grandes que causa admiración auerse podido traer allí a fuerça de indios, sin ayuda de bueyes ni mulas ni otros animales, porque ay muchas piedras que no la mouerán diez pares de bueyes cada vna dellas. |
48 |
Desde la ciudad del Cuzco a la villa de Plata, que es en la prouincia de Las Charcas, ay ciento y cincuenta leguas y más, y en medio ay vna prouincia muy grande y llana que se llama el Collao, que tura más de cincuenta leguas… |
49 |
Estos yngas començaron a poblar la ciudad del Cuzco, y desde allí fueron sojuzgando toda la tierra y la hizieron tributaria, sucediendo por línea derecha de hijos el imperio, como quiere que entre los naturales no suceden los hijos, sino primero el hermano del muerto siguiente en edad, y después de aquél fallecido torna el señorío al hijo mayor de su hermano, y assí dende en adelante hereda el hermano déste; y después torna a su hijo, sin que jamás falte este género de sucession. |
56 |
Quando este Guaynacaua fue desde la ciudad del Cuzco con su exército a conquistar la prouincia de Quito, que ay cerca de quinientas leguas de distancia, como yua por la sierra; tuuo grande dificultad en el passaje por causa de los malos caminos y grandes quebradas y despeñaderos que auía en la sierra por do yua. |
56 |
De todas las prouincias de su señorío le trayan cada año tributo de lo que en la tierra nascía, tanto que en algunas tierras tan estériles que no se criaua ningún fruto le embiauan cada año ciertas cargas de lagartijas, con estar más de trescientas leguas del Cuzco. |
59 |
Este Guaynacaua reedificó el templo del Sol que en el Cuzco auía y aforró las paredes y techumbre de tablones de oro y plata que hizo. |
59 |
Guaynacaua, después de auer sujetado a su Imperio gran número de prouincias por espacio de quinientas leguas, contando desde el Cuzco azia el Occidente, determinó yr en persona a conquistar la prouincia de Quito, en cuyas entradas se acabaua su señorío, y assí sacó su exército y fue y hizo la conquista, y por ser la calidad de la tierra muy aplazible a su condición, residió allí mucho tiempo, dexando en el Cuzco algunos hijos y hijas suyos, especialmente a su hijo mayor llamado Guáscar Ynga, y a Mango Ynga y Paulo Ynga y otros muchos. |
61 |
Y en Quito tomó nueua muger, hija del señor de la tierra, y della vuo vn hijo que se llamó Atabaliba, a quien él quiso mucho; y dexándole debaxo de tutores en Quito, tornó a visitar la tierra del Cuzco, y en esta buelta le hizieron el camino tan trabajoso de la Sierra, de que está hecha relación. |
61 |
Después de auer estado en el Cuzco algunos años, determinó boluerse a Quito, assí porque le era más agradable aquella tierra como por el deseo de ver Atabaliba, su hijo, a quien él quería más que a los otros; y assí, boluió a Quito, por el camino que hemos dicho de los llanos, donde biuió y tuuo su assiento lo restante de la vida hasta que murió, y mandó que aquella prouincia de Quito, que él auía conquistado, quedasse para Atabaliba, pues auía sido de sus abuelos. |
61 |
Muerto Guaynacaua, Atabaliba se apoderó de su exército y de las riquezas que consigo traya, aunque las principales como más pesadas las auía dexado en su recámara en el Cuzco, en poder de su hijo mayor, al qual Atabaliba embió embaxadores, haziéndole saber la muerte de su padre y dándole obediencia, suplicándole que le dexasse aquella prouincia de Quito, pues su padre la auía ganado y era fuera de su estado y mayorazgo y, sobre todo, que auía sido de su madre y abuelo. |
61-62 |
Guascar le respondió que se viniesse al Cuzco y le entregasse el exército, y que él le daría tierra donde se mantuuiesse muy honradamente, pero que a Quito no se le podía dar, por ser el fin de su Reyno y que de allí auía de hazer sus entradas contra los enemigos y tener gente como en frontera; y que si no venía, se yría sobre él y le ternía por enemigo. |
62 |
Tomando su consejo, salió de Quito y fuese apoderando de la tierra poco a poco; y también Guascar enbió un Gouernador o capitán suyo con cierta gente a la ligera, y llegando a gran priessa a vna prouincia que se dize Tumibamba, que es más de cien leguas de Quito, y sabido cómo Atabaliba auía ya salido con su exército, despachó vna posta al Cuzco, haziendo saber lo que passaua a Guascar, para que le embiasse dos mil hombres de los capitanes y gente práctica en la guerra, porque con ellos juntaría treynta mil hombres de vna prouincia que se llama los cañares (gente muy belicosa), que estaua por él. |
62 |
Y, ydo a Túmbez, quiso conquistar por mar la ysla de Puná, que arriba está dicha, mas el cacique salió con muchas balsas y se le defendió, y porque a Atabaliba pareció que aquella conquista más espacio y supo que su hermano Guáscar venía sobre él con su exército, continuó su camino azia el Cuzco, y, quedándose él en Caxamalca, embió delante sus capitanes con hasta tres o quatro mil hombres, que fuessen descubrir el campo a la ligera. |
63 |
Y Guáscar, con temor de la muerte y con que le dixeron que su hermano no quería dél otra cosa, sino que le dexasse en la tierra de Quito, reconociéndole por señor, mandó a su gente que no passase de allí, sino que luego se boluiessen al Cuzco, y ellos lo hizieron. |
63 |
Y por allí llegaron al Gouernador mensajeros del Cuzco, que Guáscar le embiaua, haziéndole saber la rebelión de su hermano Atabaliba, que en aquel tiempo no lo auían aún preso, como después le prendieron, como ya hemos dicho, y le embiaua a dezir lo socorriesse y le diesse fauor para se defender dél. |
71 |
(…) y el Gouernador se le ofreció que él lo trataría muy bien, y Atabaliba se lo agradeció mucho y luego por toda la tierra hizo mensajeros, especialmente al Cuzco, para que se recogiesse el oro y plata que auía prometido para su rescate, que era tanto que parecía impossible cumplirlo, porque les auía de dar vn portal muy largo que estaua en Caxamalca, hasta donde el mismo Atabaliba estando de pie pudo alcançar con la mano, todo el derredor lleno de vasijas de oro (según he dicho), y para este efeto hizo señalar esta altura con vna línea colorada al derredor del portal. |
77 |
Y como Atabaliba era hombre de tan buen juyzio, entendió el descontento de los christianos y preguntó al Marqués la causa dello, el qual se la dixo, y él le replicó que no tenía razón de quexarse de la dilación, pues no auía sido tanta que pudiesse causar sospecha, y que deuían tener consideración a que la principal parte de donde se auía de traer aquel oro era la ciudad del Cuzco y que desde Caxamalca a ella auía cerca de dozientas leguas muy largas y de mal camino y que auiéndose de traer sobre ombros de indios no deuían tener aquella por tardança larga, y que ante todas cosas ellos se satisfiziessen si les podía dar lo que les auía prometido o no, y que hallando que era verdadera la possibilidad, les hazía poco al caso que tardasse vn mes más o menos, y que esto se podría hazer con darle vna o dos personas que fuessen al Cuzco a lo ver y que les pudiessen traer las nueuas. |
77-78 |
Muchas opiniones vuo en el real sobre si se aueriguaría esta determinación que Atabaliba pedía, porque se tenía por cosa peligrosa fiarse nadie de los indios para meterse en su poder, de lo qual Atabaliba se rió mucho, diziendo que no sabía él por qué auía de rehusar ningún español de confiarse de su palabra y yr al Cuzco debaxo della, quedando él allí atado con vna cadena, con sus mugeres y hijos y hermanos en rehenes. |
78 |
Pues esta manera caminaron Hernando de Soto y Pedro del Barco la vía del Cuzco, y a pocas jornadas de Caxamalca toparon los capitanes y gente de Atabaliba que trayan preso a Guáscar, su hermano, el qual como supo de los christianos, los quiso hablar y habló [...] |
78 |
[Guáscar] les contó la diferencia que auía entre él y su hermano y cómo no solamente le quería quitar el Reyno que por derecha sucessión le pertenecía como al hijo mayor de Guaynacaua, pero que para este efeto le traya preso y le quería matar, y que les rogaua que se boluiessen al Marqués y de su parte le contasen el agrauio que le hazían y le suplicassen que, pues ambos estauan en su poder y por esta razón él era el señor de la tierra, hiziesse entre ellos justicia, adjudicando el Reyno a quien perteneciesse, pues dezían que éste era su principal intento y que si el Marqués lo hazía, no solamente cumpliría lo que su hermano se auía proferido de dar en el tambo o portal de Caxamalca -vn estado de hombre lleno de vasijas de oro-, pero que le hinchiría todo el tambo hasta la techumbre, que era tres tantos más, y que se informassen y supiessen si él podía hazer muy más fácilmente aquello que su hermano; lo otro, porque para cumplir Atabaliba lo que auía prometido le era forçoso deshazer la casa del sol del Cuzco, que estaua toda labrada de tablones de oro y plata ygualmente, por no tener otra parte donde auerlo, y él tenía en su poder todos los tesoros y joyas de su padre, con que fácilmente podía cumplir mucho más que aquello (...) |
78-79 |
Y éste le dixo cómo en el Cuzco le estaua aguardando mucha gente de guerra, y llegando por sus jornadas cerca de la ciudad, vieron della grandes humos, y creyendo el Gouernador que los indios la quemauan, embió ciertos capitanes a gran priessa a lo defender con alguna gente de cauallo (...) |
86 |
Y así Quizquiz se passó adelante la vía de Quito, y tras el embió el Gouernador otra vez el capitán Soto con cierta gente de cauallo, y después embió en su socorro a sus hermanos, y todos siguieron a Quizquiz más de cien leguas y, no le podieron alcançar, se boluieron al Cuzco. |
86 |
Y allí vuieron tan gran presa como la de Caxamalca de oro y plata, la qual el Gouernador repartió entre la gente, y pobló la ciudad que era la cabeça de la tierra entre los indios, y assí lo fue mucho tiempo entre los christianos; y repartió los indios entre los vezinos que allí quisieron quedar, porque a muchos no les pareció poblar en la tierra, sino venirse con lo que les auía cabido en Caxamalca y Cuzco a gozarlo en España. |
86 |
Y assí fue aquellas ciento y veynte leguas hasta Quito, donde se juntó con Benalcáçar y se apoderó de la gente, conquistando algunos pueblos y palenques que hasta entonces se auían defendido, y visto que no auía en aquella tierra el oro ni riqueza de que auían tenido noticia, se boluió al Cuzco, dexando por Gouernador de la prouincia de Quito a Benalcáçar, como antes lo era. |
88 |
Y como le traxo tanta nueua de la gran cantidad de oro que el Gouernador don Francisco Piçarro auía auido, determinó de passar allá, pareciéndole que, entretanto que don Francisco Piçarro y su gente se desembaraçauan de lo que ternían que hazer en Caxamalca, él podría llegar la costa arriba a ganar la ciudad del Cuzco, que, conforme a lo que arriba está dicho, tenía entendido que caya fuera de las dozientas y cincuenta leguas de los límites de la gouernación de don Francisco Piçarro (...) |
89 |
Ya diximos arriba como don Diego de Almagro, dexando en la prouincia de Quito por Gouernador al capitán Benalcáçar y no teniendo nueua dela venida de don Pedro de Aluarado, se boluió al Cuzco, y a la buelta conquistó algunos peñoles y fortalezas donde los indios se auían hecho fuertes, en lo qual se detuuo tanto que vuo lugar de venir don Pedro de Aluarado y llegar a la prouincia de Quito, sin que don Diego pudiesse saber cosa ninguna por auer mucha distancia de camino y en él ningún comercio de indios ni de christianos. |
91 |
Y sabido por don Diego de Almagro, se determinó viendo la gran ventaja que su enemigo le tenía, de se boluer al Cuzco con solos veynte y cinco de cauallo y dexar los demás con el capitán Benalcáçar en defensa de la tierra. |
91 |
Y como Felipillo llegó adonde don Pedro de Aluarado estaua se le ofreció de traerle de paz toda aquella tierra y le dixo cómo don Diego se quería yr al Cuzco y que si le quería prender yendo sobre él, lo podría hazer fácilmente porque no tenía más de dozientos y cincuenta hombres, los nouenta de cauallo. |
91 |
Desde allí se fue don Diego con mucha gente al Cuzco, y el Gouernador baxó a Truxillo a reformar la población y a repartir la tierra. |
96 |
Y allí le llegó nueua cómo don Diego de Almagro se auía querido alçar con la ciudad del Cuzco porque auía sabido que Su Magestad, con la nueua que le lleuó Hernando Piçarro, le auía proueydo de la gouernación de otras cien leguas, passados los límites dela de don Francisco, que dezían acabarse antes del Cuzco. |
96 |
Y como el Gouernador esta nueua supo se fue por la posta al Cuzco y con su presencia lo apaziguó todo, y perdonó a don Diego, que muy confuso estaua por lo que auía hecho, sin tener título ni prouisión para ello, saluo porque le dixeron solamente que le estaua concedido. |
96 |
Y algunos dizen que Almagro juró de no tocar en el Cuzco ni en ciento y treynta leguas adelante, aunque Su Magestad se lo diesse en Gouernación, y que hablando con el Santo Sacramento dixo assí: 'Plaga a ti, Señor, que quando este juramento quebrantare, tú me confundas cuerpo y alma'. |
97 |
Y embió adelante a Iuan Sayavedra, natural de Seuilla, con cien hombres, que en la prouincia que después llamaron Las Charcas topó con ciertos indios que venían de Chili, no sabiendo lo que auía passado en el Perú, a dar la obediencia al Ynga y le trayan en presente ciertos taxuelos de oro fino muy subido, que pesauan ciento y cincuenta mil pesos, y se los tomaron, queriendo demás desto prender Iuan de Sayauedra al capitan Gabriel de Rojas, que allí estaua teniendo la justicia por el Gouernador Piçarro, y el desque lo sintió se retiró al Cuzco. |
101 |
Y al tiempo que del Cuzco se partió, Mango Ynga (que como diximos tenía el Reyno del Perú y la borla dél) concertó con vn hermano suyo llamado Paulo y por otro indio llamado Villaoma, que era summo sacerdote entre los indios, que con mucha gente de la tierra yuan en compañía de don Diego, que quando más descuidado le viessen, diessen sobre él y matassen a él y a su gente porque en el Perú él tenía cargo de matar al Gouernador y a los que con el quedauan. |
101 |
Y no podiendo Villaoma efetuar su intención en los Charcas, se boluió huyendo al Cuzco. |
101 |
Y creyendo que el Cuzco le cabía y entraua en su gouernación, sin tener respeto al juramento que auía hecho, se determinó a boluer luego a tomar aquella ciudad, sin detenerse más en Chili ni en otra ninguna parte del camino. |
102 |
Y era tan grande la frialdad de la tierra que quando dende en cinco meses don Diego boluió al Cuzco halló en muchas partes algunos de los que murieron a la yda en pie, arrimados a algunas peñas, elados con los cauallos de rienda; tan bien elados y tan frescos y sin corrupción como si entonces acabaran de morir (...) |
103 |
Después que don Diego de Almagro partió del Cuzco vino de Castilla Hernando Piçarro, a quien Su Magestad auía dado el hábito de Santiago y hecho otras mercedes, y traxo prorogación por ciertas leguas en la Gouernación de don Francisco Piçarro, su hermano, y la prouisión que hemos dicho para la nueua Gouernación de don Diego de Almagro. |
107 |
Y en este tiempo Mango Ynga, Señor del Perú, estaua preso en la fortaleza del Cuzco por los conciertos que arriba tenemos dicho que hizo con Paulo Ynga, y con Villaoma, su hermano, de matar los christianos. |
107 |
Pues llegando Hernando Piçarro al Cuzco, tomó grande amistad con el Ynga y le trataua muy bien, aunque siempre le hazía guardar. |
107 |
Creyóse que esta amistad era a fin de pedirle algún oro para Su Magestad o para sí mismo, y dende a dos meses que llegó al Cuzco, el Ynga le pidió licencia para yr a la tierra de Yncay [sic: Yucay] a celebrar cierta fiesta, prometiéndole traer de allá vna estatua de oro maciço que era al natural de su padre Guaynacaua. |
107 |
Y ydo allá, dio conclusión en el camino que concertado tenía desde que don Diego partió para Chili, y desde allí hizo luego matar algunos mineros y gente de seruicio que andauan por el campo en las estancias y minas y embió de sobresalto vn capitán con mucha gente que se apoderó de la fortaleza del Cuzco, de manera que en seys días los españoles no se la pudieron tornar a ganar. |
107 |
Y assí vino el Ynga con todo su poder sobre el Cuzco y la tuuo cercada más de ocho meses, y cada lleno de luna la combatía por muchas partes (…) |
107 |
Y durante esta guerra y cerco Gonçalo Piçarro salió con veynte de cauallo a correr la tierra hasta la laguna de Chinchero, que es a cinco leguas del Cuzco, donde tanta gente sobre él vino que, por mucho que él peleó, ya los indios le trayan casi rendidos. |
108 |
Ya diximos arriba cómo, después que Iuan de Herrada lleuó a Chili la prouisión que Su Magestad dio para que don Diego de Almagro fuesse Gouernador de don Francisco Piçarro, se determinó de boluer al Perú y apoderarse de la ciudad del Cuzco, para lo qual le dauan gran priessa los caualleros principales que con él andauan, especialmente Gómez de Aluarado, hermano del Adelantado don Pedro de Aluarado, y su tío Diego de Aluarado y Rodrigo Orgoños, los vnos con codicia de poseer los repartimientos de la tierra del Cuzco y los otros por ambición de quedar solos en la gouernación de Chili. |
109 |
Pues con la instancia que toda esta gente hizo a don Diego, se boluió, y quando llegó a seys leguas del Cuzco, sin hazer saber nada a Hernando Piçarro, se carteó con el Ynga, prometiéndole de perdonarle todo lo que auía hecho si fuesse su amigo y le fauoreciesse, porque aquella tierra del Cuzco era de su gouernación, y que boluía a apoderarse della. |
109 |
Y lo pudiera bien prender, como los vezinos del Cuzco le auían aconsejado, y no quiso, antes se boluió al Cuzco sin le hazer enojo. |
109 |
Y quando don Diego de Almagro boluió de verse con el Ynga passó a vista del Cuzco y, juntándose con Iuan de Sayauedra, vino con toda su gente [con] vanderas tendidas sobre la ciudad y prendió a quatro de cauallo que Hernando Piçarro embió a le hablar y embió a requerir al Cabildo con las prouisiones para que le recibiessen por Gouernador. |
109-110 |
(…) en cualquiera destas maneras la gouernación de don Francisco fenecía mucho antes del Cuzco, y aun algunos dezían que antes de la ciudad de los Reyes. |
110 |
El pretendía que no se auía de medir sino por el altura del sol, contando la graduación desde la línea equinocial, dando a cada grado tantas leguas y mediéndolo, según los astrólogos y mareantes, Nortesur, meridiano por la línea superior, de la qual manera diz que se contenía en la gouernación de don Francisco mucho más adelante de la ciudad del Cuzco. |
110 |
Como quier que sea, hasta el día de oy nunca se declaró perfetamente esta contienda, si la ciudad del Cuzco entraua en la Nueua Castilla o en la Nueua Toledo, aunque muchas veces se juntaron sobre ellos pilotos y grandes geómetras, especialmente por el licenciado Vaca de Castro, que lleuó para ello particular comissión. |
110 |
Y túuose por cierto que a don Diego dieron ocasión de quebrantar las treguas ciertos indios y aun españoles que le traxeron nueuas que Hernando Piçarro mandaua quebrar las puentes y se fortalecía en el Cuzco, lo qual pareció claro porque quando él entraua en la ciudad dixo a grandes bozes: 'O, cómo me auéys engañado, que sanas hallo todas las puentes'. |
111 |
Pues entendida por el Marqués la rebelión de los indios, por lengua dellos mesmos, no pensando, no pensando que a tanto riesgo vuisse llegado, començó a embiar socorro de gente a Hernando Piçarro al Cuzco poco a poco, como se yua juntando, vn día diez y otro quinze, y assí dende en adelante, según la possibilidad se ofrecía. |
112 |
Y auiendo ydo a visitar las ciudades de Truxillo y San Miguel, embió a vn Diego Piçarro con setenta de cauallo para este socorro, los quales todos mataron los indios de vn muy áspero passo que se llama la cuesta de Parcos, que es cincuenta leguas del Cuzco, y lo mismo hizieron a vn cuñado suyo llamado Gonçalo de Tapia, que despupes embió con ochenta hombres de cauallo. |
112 |
Viendo el Marqués tanta multitud de indios sobre la ciudad de los Reyes, tuuo por cierto que Hernando Piçarro y todos los del Cuzco eran muertos y que auía sido tan general este leuantamiento que aurían en Chili desbaratado a don Diego y a los que con él yuan. |
114 |
Y a quatro leguas de la ciudad, en Pachacama, tuuo vna rezia batalla con los indios, los quales desbarató y mató muchos dellos, y prosiguió su camino la vía del Cuzco. |
115 |
Y de ay adelante siempre fueron peleando con él, hasta la puente de Abancay, donde fue certificado de la prisión de Hernando y Gonçalo Piçarro y de todo lo demás que en el Cuzco auía passado, y propuso de no passar adelante hasta tener mandado de lo que auía de hazer. |
115 |
Y como don Diego vio que sus mensajeros no boluían, temiendo que Alonso de Aluarado sería a entrar en el Cuzco, se boluió a gran priessa, porque ya auía salido tres leguas de la ciudad, y desde a quinze días sacó su gente sobre Alonso de Aluarado, porque supo que Pedro de Lerma tenía ordenado vn motín para passársele con más de ochenta hombres. |
115 |
Y assí muy fácilmente don Diego los desbarató sin muerte de españoles; y allí quebraron los dientes con vna pedrada a Rodrigo Orgoños, y después de saqueado el real y preso Alonso de Aluarado, se boluió al Cuzco haziendo algunos malos tratamientos a los vencidos y quedando tan soberuios que dezían que no auía de quedar en todo el Perú piçarra en que tropeçar y que el Marqués y sus hermanos se auían de yr a gouernar los manglares baxo de la línea equinocial. |
116 |
Con las vitorias que Alonso de Aluarado vuo de los indios yendo camino del Cuzco, assí en Pachacama como en Lumichaca (según arriba está dicho), el Ynga y Tiço Yopangui tuuieron por bien de alçar el real de sobre la ciudad de los Reyes. |
117 |
Y viéndose el Marqués libre y con mucha gente, se partió para el Cuzco en socorro de sus hermanos, lleuando consigo más de sietecientos hombres de pie y de cauallo, el qual socorro él pensaua que hazía contra los indios porque ninguna cosa sabía de la buelta de don Diego de Almagro ni de lo que dello auía resultado. |
117 |
Y assí lo hizo, embiando al Cuzco al licenciado Espinoza para que diesse algún corte entre él y don Diego, atrayéndole a ello con que si Su Magestad sabía lo que auía passado y que ellos no estauan conformes, embiaría otro en lugar de ambos que gozasse lo que ellos auían ganado con tanto trabajo (...) |
117 |
(…) y que quando otra cosa no pudiesse, acabasse con don Diego, que soltasse sus hermanos y él se estuuiesse en el Cuzco sin baxar de allí abaxo hasta que, consultado, Su Magestad proueyesse y mandasse lo que cada vno dellos auía de gouernar. |
117 |
Y don Diego baxó con su gente a los llanos, dexando en el Cuzco por su teniente al capitán Gabriel de Roias y presos en su poder a Gonçalo Piçarro y Alonso de Aluarado y lleuando consigo preso a Hernando Piçarro (…) |
117 |
En este tiempo Gonçalo Piçarro y Alonso de Aluarado, que, como diximos, quedaron presos en el Cuzco, se soltaron y se vinieron con mas de setenta hombres al Marqués, auiendo prendido a Gabriel de Rojas, teniente de don Diego. |
119 |
Y fray Francisco, vsando de su poder, dio entre ellos setencia, por la qual mandó que ante todas cosas fuesse suelto Hernando Piçarro y restituyda la possessión del Cuzco al Marqués, como de primero la tenía, y que se deshiziessen los exércitos, embiando las compañías assí como estauan hechas a descubrir la tierra por diuersas partes (...) |
119-120 |
El Marqués replicó que él tenía primero aquellos pueblos y ciudad y tierra del Cuzco y la auía descubierto y poblado y que él le auía desposseydo della por fuerça; por tanto, que se saliesse de la tierra, conforme a lo que Su Magestad mandaua, donde no, que él le echaría della, pues ya era cumplido el plazo y pleytesía que auían hecho con el nueuo mandado de Su Magestad. |
123 |
Y don Diego se fue retrayendo azia el Cuzco, y se hizo fuerte en vna muy alta sierra que se llama de Guaytara, cortando todos los passos de aquel áspero camino. |
123 |
Y don Diego se fue al Cuzco, quebrando siempre las puentes porque creya que le yuan siguiendo. |
124 |
Don Diego estuuo en el Cuzco mas de dos meses, haziendo gente y otras municiones y aparejos de guerra y haziendo Armas de plata y cobre y fundiendo artillería y todo lo demás que le era necessario. |
124 |
Estando el Marqués con todo su exército en los llanos de buelta de la sierra, halló entre su gente diuersos pareceres de lo que deuía hazer, y al fin se resumió en que Hernando Piçarro fuesse con el exército que tenía hecho por su teniente a la ciudad del Cuzco, lleuando por capitan general a Gonçalo Piçarro, su hermano, y que la yda fuesse con título y color de cumplir de justicia a muchos vezinos del Cuzco que con él andauan, que se le auían quexado que don Diego de Almagro les tenía por fuerça entradas y ocupadas sus casas y repartimientos de indios y otras haziendas que tenían en la ciudad del Cuzco. |
125 |
Y por la parte de la sierra tenía con algunos españoles muchos indios de guerra para se ayudar dellos, y dexó presos en dos cabos de la fortaleza del Cuzco todos los amigos y seruidores del Marqués y de sus hermanos que en la ciudad estauan, que eran tantos y el lugar tan angosto que algunos se ahogaron. |
125 |
Pues viendo don Diego vencida su gente, se fue huyendo a meter en la fortaleça del Cuzco, donde le prendieron Alonso de Aluarado y Gonçalo Piçarro, que yuan en su seguimiento. |
126-127 |
Fenecida esta batalla, Hernando Piçarro trabajo mucho de venir en gracia con los capitanes de Don Diego que auían quedado biuos, y como no pudo acabarlo, muchos desterró del Cuzco. |
128 |
Y como Hernando Piçarro supo que el Marqués, su hermano, era venido al Cuzco, se vino a ver con el, dexando en su lugar para que continuasse la conquista a Gonçalo Piçarro, su hermano, que llegó a descubrir hasta la prouincia de los Charcas, donde le cercaron muchos indios de guerra que sobre él vinieron, y le pusieron en tanto aprieto que fue forçado a Hernando Piçarro a boluerlo a socorrer desde el Cuzco con mucha gente de cauallo. |
129 |
Y assí boluieron al Cuzco, donde fueron graciosamente recebidos por el Marqués, el qual dio a comer en la tierra a todos los que vuo lugar. |
129 |
Quando Hernando Piçarro tuuo preso en el Cuzco y justició al Adelantado don Diego de Almagro embió a la ciudad de los Reyes vn hijo suyo que auía auido en vna india, que también se llamaua don Diego de Almagro, mancebo virtuoso y de grande ánimo y bien enseñado, y especialmente se auía ejercitado mucho en caualgar a cauallo de ambas sillas, lo qual hazía con mucha gracia y destreza, y también en escriuir y leer, lo qual hazía más liberalmente y mejor de lo que requería su profesión. |
144 |
Y aun en quando a las mugeres indias del Perú fue mucho más templado el Adelantado porque no se le conoció hijo ni conuersación con ellas, como quiera que el Marqués tuuo amistad con vna señora india hermana de Atabaliba, de la qual dexó vn hijo llamado don Gonçalo, que murió de edad de quatorze años, y vna hija llamada dona Francisca; y en otra india del Cuzco tuuo vn hijo llamado don Francisco. |
154-155 |
Qvando los mensajeros y prouisiones de don Diego llegaron a la ciudad del Cuzco eran alcaldes della Diego de Silua, hijo de Feliciano de Silua, natural de la ciudad de Rodrigo, y Francisco de Carbajal, que después fue maestre de campo de Gonçalo Piçarro. |
158 |
Y para atraerla más se ofreció de ser su soldado y el primero que le obedeciesse, y assí Pedro Aluarez lo aceptó y alçó vandera por su Magestad, y desde allí conuocaron la gente de la ciudad de Arequipa y todos juntos acudieron al Cuzco, donde ya mucha gente estaua por don Diego. |
158 |
Y sabida la venida destos capitanes, se huyeron más de cincuenta hombres para don Diego, tras los quales salieron el capitán Castro y Bachicao con algunos arcabuzeros y, dándoles salto vna noche, los prendieron y tornaron al Cuzco. |
158 |
Y el Cabildo del Cuzco, en conformidad de todos los capitanes estrajeros, recibieron y nombraron y juraron a Pedro Aluarez Holguin por Capitán y Iusticia Mayor del Perú hasta que Su Magestad otra cosa mandasse, y luego pregonó guerra contra don Diego, y los vezinos del Cuzco se obligaron a pagar todo lo que Pedro Aluarez gastasse de la hazienda real con los soldados si Su Magestad no lo vuisse por bien gastado. |
158-159 |
Y para ayuda desta guerra todos los vezinos que allí se hallaron, del Cuzco, Charcas y Arequipa, ofrecían sus personas y haziendas, y en breue tiempo se juntaron más de trecientos y cincuenta hombres, los ciento y cincuenta de cauallo y cien arcabuzeros y cien piqueros. |
159 |
Y porque Pedro Aluarez tuuo noticia que don Diego tenía más de ochocientos hombres de guerra, no le osó esperar en el Cuzco, antes se fue por la sierra para juntarse con Alonso de Aluarado, que ya sabía que estaua por Su Majestad, y también continuó su camino azia se le juntassen los amigos y seruidores del Marqués, que por los montes estauan escondidos. |
159 |
Y quando salió del Cuzco dexó para guarda y defensa de la ciudad la gente que bastaua y nombró por maestre de campo a Gómez de Tordoya y por capitanes de gente de cauallo a Garcilaso de la Vega y a Pedro Ançúrez, y dio cargo de la infantería al capitán Castro y hizo alférez de estandarte real a Martín de Robles. |
159 |
Sabido por don Diego lo que en el Cuzco auía passado y cómo Pedro Aluarez auía salido de la ciudad con la gente de guerra que tenía, luego entendió que deuía yr por la sierra a juntarse con Alonso de Aluarado, pues no tenía cantidad de gente para que se creyesse que venía contra él. |
160 |
Y como don Diego (que yua ya muy lexos) entendió que estauan juntos, dexó de seguillos y con su gente se fue al Cuzco. |
161 |
Y embió delante al capitán Pedro de Puelles para que començassen a adereçar lo necessario a la guerra y despachó a Gómez de Rojas, natural de la villa de Cuéllar, con sus poderes, para que le recibiessen en el Cuzco, el qual se dio tan buena maña y diligencia que antes que don Diego llegasse al Cuzco ya él auía llegado y las auía notificado y estauan recebidas. |
163 |
Ya auemos dicho cómo después que don Diego no pudo alcançar a Pedro Aluarez se fue al Cuzco, y quando a él llegó ya Christóual de Sotelo, a quien auía embiado delante, tenía tomada la possessión de la ciudad y puesta la justicia de su mano, quitando la que estaua por Vaca de Castro. |
165 |
Y luego sacó su gente del Cuzco para yr sobre Vaca de Castro, que ya auía sabido cómo se juntó con Pedro Aluarez y Alonso de Aluarado y venía la vía de Xauxa en demanda suya (…) |
166 |
Y don Diego y don Méndez se fueron huyendo al Cuzco, donde los prendió Rodrigo de Salazar, de Toledo, que era su mesmo teniente, y Antón Ruiz de Gueuara, que era alcalde ordinario de la ciudad. |
176 |
Y como tal le embió al camino, quando supo que passaua, muchas cotas de malla y coseletes y coracinas y otras armas de las que auía tomado a la gente que venció y mató de los christianos, quando yuan en socorro de Gonçalo Piçarro y Iuan Piçarro al Cuzco, embiados por el Marqués (como arriba hemos dicho), y siempre traxo indios disfraçados en el campo que le auisassen del sucesso de la batalla. |
180 |
Pues auiendo despachado Vaca de Castro sus capitanes a estas conquistas, estuuo en el Cuzco más de año y medio, repartiendo los indios que estauan vacos y poniendo en orden la tierra, y hizo ordenanças en gran vtilidad y conseruación de los indios. |
181 |
En este tiempo se descubrieron en las comarcas del Cuzco las más ricas minas de oro que en nuestros tiempos se auían visto, especialmente en vn río que se llama Carabaya, tanto que acontecía a vn indio coger en vn día cincuenta pesos. |
181-182 |
Y en este tiempo fue Gonçalo Piçarro al Cuzco, porque hasta entonces no se le auía dado licencia para ello, y después de auer estado allí algunos días se fue a Las Charcas a entender en sus granjerías, hasta que vino el Visorey Blasco Núñez Vela, como en el siguiente Libro se declarará. |
182 |
Y assí acudieron de diuersas partes al Cuzco a hazer relación de todo esto al licenciado Vaca de Castro, que allí estaua. |
187 |
Y assí se partió de la ciudad del Cuzco para Los Reyes, trayendo consigo procuradores de todas las ciudades de aquellas comarcas y otros caualleros y gente principal que venían acompañando. |
187 |
Y viendo los principales que con él venían que no quería hazer lo que ellos le importunauan, se boluieron a la ciudad del Cuzco (…) |
190 |
(…) se entendía bien dellos que yuan alterados y no con buenas intenciones, las quales dende a pocos días se declararon, porque llegando a la villa de Guamanga con grande alboroto sacaron de poder de Vasco de Gueuara toda la artillería que el licenciado Vaca de Castro allí auía dexado al tiempo que venció a don Diego y la lleuaron a la ciudad del Cuzco, juntando gran copia de indios para ello. |
190 |
Y entendido por él el alboroto de los que se fueron al Cuzco, luego otro día mandó prender en la cárcel pública al licenciado Vaca de Castro, teniendo sospecha que auía entendido en aquel motín y sido el origen dél. |
191 |
Y vistos todos estos rigores, la gente andua desabrida y haziendo corrillos y saliéndose pocos a pocos de la ciudad vía del Cuzco, adonde el Visorey no estaua recebido. |
191 |
En este tiempo Gonçalo Piçarro, hermano del Marqués don Francisco Piçarro, estava (como es dicho) en sus repartimientos en la prouincia de los Charcas, con hasta diez o doze hombres, amigos suyos, y sabidas las nueuas de la venida del Visorey y la razón della y las ordenanças que venía a executar, de que ya auía tenido noticia, determinó que venirse al Cuzco, debaxo de ocasión de saber nueuas de Castilla y proueer en los despachos que embiaua Hernando Piçarro, su hermano. |
192 |
Y algunos le ofrecían sus personas y haziendas, otros le escriuían que el Visorey auía dicho públicamente que le auía de cortar la cabeça, de manera que por diuersas vías le procurauan indignar y hazerle venir al Cuzco para resistir la entrada del Visorey. |
192 |
Visto todo esto y conformándose con el desseo que él siempre auía tenido de ser Gouernador del Perú, recogió ciento y cincuenta mil castellanos de sus haziendas y de las de Hernando Piçarro y vínose al Cuzco, trayendo consigo hasta veynte personas. |
192 |
Todos le salieron a recebir y mostraron holgarse con su venida, y cada día llegaua al Cuzco gente que se huya de la ciudad de los Reyes, de la que el Visorey hazía, añadiendo siempre algo para que más se alterassen los vezinos. |
192 |
En el Cabildo del Cuzco se hizieron muchas juntas, assí de los regidores como de todos los vezinos en general, tratando sobre lo que se deuía hazer cerca de la venida del Visorey. |
192 |
Y vltimamente se determinó que Gonçalo Piçarro fuesse elegido por la ciudad del Cuzco y que Diego Centeno, que estaua allí con poder de la villa de Plata, le sostituyesse, y que desta manera fuesse con título de Procurador General de la ciudad de los Reyes a suplicar de las ordenanças en la Audiencia Real. |
193 |
Y desta manera se resumieron en que Gonçalo Piçarro alçasse vanderas y hiziesse gente, y muchos de los vezinos del Cuzco se le ofrecían con sus personas y haziendas, y aun algunos vuo que dezían que perderían las ánimas en esta demanda. |
193 |
Y el cabildo del Cuzco escriuió al de la villa de Plata, diziéndole los grandes inconuenientes y daños que se seguirían si las ordenanças se executassen y lo que auían proueydo para el remedio dello, pidiéndoles por merced que, pues también aquello se auía hecho con su poder, que tenía el capitán Diego Centeno, lo tuuiessen por bien y les fauoreciessen como se lleuasse adelante la empresa y que todos viniessen a ella con sus armas y cauallos. |
194 |
A la sazón estua en la villa de Plata por teniente de Gouernador en nombre de Vaca de Castro vn vezino della llamado Luys de Ribera y por alcalde ordinario otro vezino llamado Antonio Aluarez, los quales, visto lo que en el Cuzco se auía hecho, luego reuocaron el poder a Diego Centeno y en nombre de cabildo respondieron al regimiento del Cuzco que aunque Su Magestad les quitasse las haziendas y vidas, auían de obedecer sus prouisiones, diziendo que aquella villa siempre la auía servido contra los que auían querido lo contrario y que assí lo entendía hazer agora (...) |
194 |
Y mandaron so graues penas que ninguna persona saliesse de la ciudad, aunque sin embargo dello muchos se fueron al Cuzco, |
194 |
En todo este tiempo estaua tan cerrado el camino del Cuzco que ni por vía de indios ni de españoles no se tenía nueua de lo que allá passaua, saluo saberse que Gonçalo Piçarro auía venido al Cuzco y que toda la gente que se auía huydo de la ciudad de los Reyes y de otras partes auía acudido allí a la fama de la guerra. |
198 |
Y en esto el Visorey y Audiencia despacharon prouisiones, mandando a todos los vezinos del Cuzco y de las otras ciudades que recibiessen a Blasco Núñez por Visorey y acudiessen a le seruir a la ciudad de los Reyes con sus armas y cauallos (…) |
198 |
Y también aportaron a poder de algunos vezinos particulares del Cuzco las prouisiones que para este efeto les auía embiado, por virtud de las quales se vinieron algunos dellos a seruir al Visorey, como adelante se dirá. |
198 |
Estando en estos términos vinieron mueuas ciertas al Visorey de lo que en el Cuzco passaua, lo qual le dio ocasión a que con grande diligencia hiziesse acrecentar su exército con el buen aparejo que halló de dineros, porque el licenciado Vaca de Castro auía hecho embarcar hasta cien mil castellanos que auía traydo del Cuzco para embiar a Su Magestad, los quales sacó de la mar y en breue tiempo los gastó en la paga de la gente. |
198 |
Quando se començó esta alteración de la tierra auían subido al puerto de Arequipa dos nauíos cargados de mercaderías, los quales Gonçalo Piçarro hizo detener y aun los compró con intento de embiar desde el Cuzco para meter en ellos toda la artillería, assí por escusar la gran dificultad que auía de traerlo por tierra tan largo camino como para tomar el puerto de la ciudad de los Reyes y desposseer de los nauíos que en ella auía el Visorey (...) |
200 |
En este tiempo Gonçalo Piçarro estaua en el Cuzco haziendo y pagando la gente con gran diligencia y proueyendo las otras cosas necessarias para la guerra, y pudo juntar hasta quinientos himbres (…) |
201 |
Lleuava tres estardantes, el vno de las armas reales, en poder de don Pedro de Puertocarrero, y el otro de la ciudad del Cuzco, que fue entregado a Antonio Altamirano, regidor de aquella ciudad, natural de Hontiueros, a quien después degolló Gonçalo Piçarro por seruidor de Su Magestad, como adelante se dirá. |
201 |
Y teniendo junta su gente en el Cuzco, general y particularmente justificaua o coloraua la causa de aquella tan Mala empresa con que él y sus hermanos auían descubierto aquella tierra y puéstola debaxo del señorío de Su Magestad a su costa y comissión y embiado della tanto oro y plata a Su Magestad como era notorio (...) |
201 |
Y con estas palabras persuadía aquella gente a que creyessen la justificación de la junta, y se ofrecieron de yr con él y defenderle hasta la muerte, y assí salió de la ciudad del Cuzco, acompañándole todos los vezinos. |
202 |
Y puesta su gente en orden, aunque vuo dellos, entre los quales estaua ya hecho concierto, que le demandaron aquella noche licencia para boluer al Cuzco a adereçar algunas cosas de su viaje. |
202 |
(…) después, visto cómo el negocio se yua enconando y poco a poco Gonçalo Piçarro yua usurpando señorío y mando y que por su autoridad quebró la caxa de Su Magestad y sacó della los dineros que auía contra voluntad de los oficiales y justicias, antes que saliessen del Cuzco se arrepintieron de auerse entremetido en estas cosas que dauan de sí muy ciertas señales del mal sucesso que auían de tener. |
204 |
Balthasar de Loaysa vino a Los Reyes caminando con gran diligencia y, por procurar de esconderse, no topó con Gabriel de Rojas y Garcilaso y con los demás que hemos dicho que se huyeron del Cuzco. |
204 |
Y yendo ciertos corredores delante quatro leguas de Guadachili, en la prouincia de Pariacaca, toparon a fray Thomás de Sant Martin, prouincialde Santo Domingo, a quien el Visorey auía embiado al Cuzco para tratar de medios con Gonçalo Piçarro, y apartándole vn soldado natural de Auila, le dixo lo tratos que estauan hechos de aquella gente para que él auisasse dellos a Vela Núñez y se pusiesse a recaudo, porque de otra manera le matarían aquella noche. |
207 |
Y recebidas por él las prouisiones y despachos que el mensajero lleuó, las comunicó muy en secreto con el capitán Caruajal, a quien pocos días antes auía hecho su maestre de campo, por enfermedad de Alonso de Toro, que salió del Cuzco con aquel cargo, y assimesmo dio parte del negocio a otros capitanes y personas principales de su campo, de los que no auían sido en embiar a pedir el saluoconducto. |
208 |
Y también le culpaua de que auiéndole dado ciertos despachos que embiasse al licenciado Caruajal, su hermano, que al tiempo destas rebueltas se halló en el Cuzco, para que le auisasse de lo que allá passaua, no le auía buelto respuesta, pudiéndolo también hazer por estar en el camino los indios de ambos hermanos y los de Su Magestad que estauan a cargo del factor, aunque en lo vno ni en lo otro nunca pareció culpado. |
213 |
En el tiempo que el Visorey estaua en la ysla boluieron a Los Reyes don Alonso de Montemayor y los demás que con él auían en seguimiento de los que fueron a prender al padre Loaysa, a los quales los oydores prendieron y algunos quitaron las armas, y, juntamente, con algunos capitanes del Visorey y con los que se auían venido del Cuzco, los pusieron presos en cada del capitán Martín de Robles y otros vezinos. |
220 |
Y Çárate, entendiendo su intención, les dixo de parte de los oydores otras algunas cosas tocantes al seruicio de Su Magestad y al bien de la tierra, vsando de la creencia que se le auía tomado, especialmente que, pues el Visorey era embarcado y otorgada la suplicación de las Ordenanças, pagassen a Su Magestad lo que el Visorey Blasco Núñez Vela le auía gastado, como se auían ofrecido por sus cartas de lo hazer, y que perdonassen los vezinos del Cuzco que auían passado desde su campo a seruir al Visorey, pues auían tenido tan justa causa para ello, y que embiassen mensajeros a Su Magestad para desculparse de todo lo acaecido (...) |
224 |
Y sobre ello hizieron un acuerdo, mandando que se notificasse a don fray Ierónymo de Loaysa, Arçobispo de Los Reyes, y a don fray Iuan Solano, Arçobispo del Cuzco, y a son Garci Díaz, Obispo del Quito, y a fray Thomás de Sant Martín, prouincialde los dominicos, y a Agustín de Çárate y al tesorero, contador y veedor de Su Magestad que viessen esto que los procuradores del Reyno pedían. |
225 |
Y entretanto que se trataua deste negocio Gonçalo Piçarro llegó vn quarto de legua de la ciudad y assentó sobre ella su campo y artillería y, como vio que se dilató aquel día el despacho de la prouisión, la noche siguiente embió su maestre de campo con treynta arcabuzeros, el qual prendió hasta veynte y ocho personas de los que se auían venido del Cuzco (...) |
225 |
En medio, don Pedro Puertocarrero con el estandarte de su compañía en la mano, que era de las armas reales, y a la mano derecha Antonio Altamirano con el estandarte del Cuzco, y a la mano izquierda Pedro de Puelles con el estandarte de las armas de Gonçalo Piçarro, y tras ellos se seguía toda la gente de cauallo, armados a punto de guerra. |
227 |
Y luego Gonçalo Piçarro embió al Cuzco por su teniente a Alonso de Toro, y a Pedro de Fuentes a Arequipa y a Francisco de Almendras a la villa de Plata y a las otras ciudades a otras personas. |
227 |
Proueyóle el Visorey de vn corregimiento en aquella prouincia con que se mantuuo algún tiempo hasta que sucedió en el Perú el alçamiento de los indios, para lo qual le embió el Visorey con las armas y socorro que arriba tenemos dicho; y por llegar a tal coyuntura, el Marqués le dio vnos indios en el Cuzco, donde residió hasta que vino el Visorey Blasco Núñez Vela, que estaua a punto de venirse a Castilla con hasta quinze mil pesos que auía auido de sus indios y, por no tener en qué embarcarse, se quedó en la tierra. |
228 |
Y luego tocaron arma y empeçaron a prender todos quantos caualleros sospechosos auía en el pueblo, assí de los que se auían huydo del Cuzco como de los que no auían acudido a Gonçalo Piçarro de otras partes (…) |
232 |
Y luego tornaron a adereçar la partida de Hernando Bachicao, y allegó entonces al puerto vn bergatín de Arequipa; y con otros que se adereçaron, metiendo en ellos cantidad de artillería de lo que Gonçalo Piçarro traxo del Cuzco, Bachicao se partió con el doctor Texada y Francisco Maldonado y sesenta arcabuzeros que se pudieron auer y quisieron yr con él. |
233 |
Y aunque este Diego Centeno en el primer leuantamiento de Gonçalo Piçarro le siguió y vino con él desde el Cuzco a Los Reyes, siendo de los principales votos del exército como procurador de la prouincia de los Charcas, después viendo que la Mala intención de Gonçalo Piçarro se estendía a mucho más de lo que a los principios auía publicado, con su licencia se boluió a su casa y indios, donde residía al tiempo que aconteció esta muerte de don Gómez (...) |
245 |
Después de llegado Lope de Mendoça, se hallaron en la villa de Plata con hasta dozientos y cincuenta hombres bien adereçados, y después de auelles dado Diego Centeno de lo que tenía cumplidamente, les juntó y traxo a la memoria las cosas passadas en lo tocante a la empresa que Gonçalo Piçarro tomó, diziémdoles auer salido de la ciudad del Cuzco con título de suplicar de las Ordenanças que Su Magestad embiaua (...) |
248 |
Donde lo dexaremos por dezir lo que en este tiempo sucedió en el Cuzco, donde algunos días antes auían tenido relación de lo susodicho. |
249 |
Lo qual sabido por el capitán Alonso de Toro (tomándole la nueua fuera del Cuzco, con cien hombres, porque estaua cien leguas de allí guardando vn paseo, creyendo que el Visorey se auía subido por la sierra por vnas cartas que de Gonçalo Piçarro auían tenido sobre ello), se boluió al Cuzco y començó a hazer gente y, juntos los vezinos y regidores de la ciudad del Cuzco, les hizo saber las nueuas que auía de los Charcas y el modo con que el capitán Diego Centeno se auía alterado. |
250 |
Y diziéndoles primero que, pues en el Cuzco auía gente armada y cauallos para poder yr contra él, que auía determinado de tomar la empresa porque le parecía ser justa (…) |
250 |
Después de lo qual con este título començó a mucha priessa el capitán Alonso de Toro a hazer gente y, llamándose capitán general, hizo capitanes (…) no dexó cauallo en poder de hombre para yr la jornada, y los vezinos hábiles para la guerra los hazía yr personalmente, de manera que pudo allegar hasta trecientos hombres, con los quales, medianamente armados y apercebidos, se salió seys leguas del Cuzco a vn assiento que se llama Vrcos, adonde estuuo tres semanas, teniendo tan cerrado el camino que no podía saber nueua de lo que hiziessen sus contrarios porque todas las parcialidades de los indios ayudauan a Diego Centeno y le guardauan muy bien los caminos. |
252 |
(…) Y Alonso de Toro los fue siguiendo hasta la villa de Plata, que son ciento y ochenta leguas de la ciudad del Cuzco, y entró dentro y como la vio tan sola, consideró el mal aparejo que tenía par residir allí por no auer comida y estar la tierra alçada por la ausencia de los caciques, y assí acordó de no seguirlos más y, tomando consigo cincuenta hombres, se adelantó para la ciudad del Cuzco (...) |
253 |
Y Alonso de Toro llegó al Cuzco con harto temor de que viniessen sobre él porque si lo hizieran, con gran facilidad se apoderaran de la ciudad, pero Diego Centeno tomó acuerdo de residir de assiento en la villa de Plata, allegando cada día más gente y dineros, lo qual podía hazer en abundancia a causa de la mucha plata que auía en aquella prouincia. |
254 |
Y en Los Reyes se acabó de aparejar con cerca de dozientos hombres bien adereçados y con más de cincuenta mil pesos que hasta entonces se auía recogido; y se partió la vía del Cuzco en la sierra y llegó a la villa de Guamanga, donde también echó tributo y le cobró. |
259 |
Y viendo el maestre de campo que las cosas yuan en tan buenos términos, le pareció que su presencia era escusada, y assí por esto como porque entre él y Alonso de Toro auía auido los tiempos passados algunas diferencias sobre que quando Gonçalo Piçarro salió del Cuzco con su gente vino por maestre de campo della Alonso de Toro (...) |
261 |
Y intitulado su campo el felicíssimo exército de la libertad contra el tirano Diego Centeno y despachando mensajeros para el Cuzco por la sierra, él se fue por los llanos la vía de Arequipa y allí sacó mucho dinero y recibió cartas así del cabildo del Cuzco como del capitán Alonso de Toro, por las quales le pedían con gran instancia que fuesse personalmente allá porque no era razón que, siendo la ciudad del Cuzco cabeça del Reyno, saliesse el exército de otra parte, sino de allí, prometiéndole de ayudar con mucha gente y armas y cauallos y yr con él muchas personas principales, poniéndole también delante que él era vezino de aquella ciudad y que era justo que le diesse aquella preeminencia. |
261 |
Con lo qual y con otras muchas cosas le persuadieron a que fuese al Cuzco, aunque en alguna manera temía al capitán Alonso de Toro porque le referían algunas palabras que en su ausencia auía dicho contra él, y assí se fue al Cuzco. |
261 |
Y estando en estos términos llegó nueua cómo Caruajal entraría otro día en el Cuzco con dozientos hombres arcabuzeros y de a cauallo. |
262 |
Y sabido por Caruajal, ordenó su gente y mandó echar pelotas en los arcabuzes, y Alonso de Toro le salió al traués, y, viendo que ninguno acometía, se llegaron a juntar, y aunque Caruajal sintió mucho este ademán, lo dissimuló hasta llegar al Cuzco, donde fue recebido. |
262 |
Y demás de los capitanes que arriba hemos dicho que traya Gonçalo Piçarro, venía con él el licenciado Benito Xuárez de Caruajal, hermano del factor Yllán Suárez de Caruajal, el qual auía venido de la ciudad del Cuzco desde los principios de la guerra huyendo de Gonçalo Piçarro para se juntar con el Visorey y, llegando veynte leguas de Los Reyes, supo la muerte de su hermano, y assí se detuuo sin osar entrar en la ciudad hasta que supo que el Visorey era preso y embarcado, y después Gonçalo Piçarro le prendió y tuuo a punto de degollalle, y cuando vuo de yr a la guerra de Quito le reduxo en su gracia, y él aceptó de yr la jornada en vengança de la muerte del factor, su hermano, lleuando consigo hasta treynta personas, todos parientes y criados suyos, por compañía aparte de que se nombraua capitán. |
281 |
Ya se hizo relación en el Libro passado cómo el capitán Caruajal salió del Cuzco con trecientos hombres y con mucho número de cauallos y arcabuzes y otras armas y caminó por el Collao la vía de la prouincia de Paria, donde estaua Diego Centeno con hasta dozientos y cincuenta hombres, el qual quando supo su venida le aguardó determinación de darle la batalla. |
289 |
Y assí se partió de Quito, dexando por teniente y capitán general a Pedro de Puelles, con hasta trecientos hombres, por la gran confiança que dél tenía, pues demás de auerlo socorrido a tan buen tiempo quando venía del Cuzco que no yendo se le desharía su campo, auía metido otras muchas prendas que prometían gran seguridad, pareciéndole que si Su Magestad embiasse alguna gente por la Gouernación de Benalcáçar, sería parte Pedro de Puelles para resistirles la entrada. |
300 |
Gonçalo Piçarro siguió en esto el parecer del licenciado Caruajal, como lo hazía en todas las cosas de importancia, y entró a cauallo, lleuando sus capitanes delante de sí, a pie y con sus cauallo, lleuándole en medio el Arçobispo de Los Reyes y el Obispo del Cuzco y el Obispo de Quito y el Obispo de Bogotá, que auía venido por la vía de Cartajena a recebir la consagración al Perú (...) |
301 |
Por este mismo tiempo sucedió que Alonso de Toro, teniente de Gouernador del Cuzco, fue muerto a puñaladas por su mismo suegro sobre ciertas palabras que con él vuo, lo qual sintió mucho Gonçalo Piçarro por la falta que le auía de hazer, y por su muerte nombró por teniente del Cuzco a Alonso de Hinojosa, al qual ya auía elegido el Cabildo. |
319 |
Y en su tiempo sucedió cierto motín en el Cuzco, por el qual fueron muertos Lope Sánchez de Valenzuela y Diego Pérez Becerra, promouedores dél, y otros fueron desterrados por el mismo Hinojosa y por Pedro de Villacastín, alcalde ordinario, que entendieron en la pacificación de la ciudad. |
319 |
Nombróse por alférez general del estandarte a Antonio Altamirano, vezino y regidor de la ciudad del Cuzco, con ochenta de cauallo que le aguardauan, y diéronsele doze mil castellanos para socorro de algunas necessidades porque la gente de ninguna paga ni socorro tenía necessidad por ser todos vezinos y los más ricos de la tierra. |
327 |
Despachó a Martín Siluera para que fuesse a la villa de Plata a traer la gente y dineros que allí auía; embió a Antonio de Robles al Cuzco para traer la gente que allí tenía Alonso de Hinojosa, su teniente; escriuió a Lucas Martín, teniente de Arequipa, que luego viniesse con la gente de aquella villa; embió a mandar a Pedro de Puelles, teniente de Quito, que acudiesse con la gente de aquella prouincia; despachó para que los capitanes Mercadillo y Porcel, dexadas las entradas en que entendían, traxessen toda la gente a Lima, y lo mismo el capitán Sayauedra, que era teniente de Guamanga. |
328 |
Llegado Antonio de Robles al Cuzco, a quien como arriba tenemos dicho que Gonçalo Piçarro embiaua por su capitán general a aquella ciudad, Alonso de Hinojosa, que hasta allí lo auía sido, le entregó la jurisdicción y el exército, aunque no pudo dexar de recebir dessabrimiento dello, según se creyó. |
333 |
Antonio de Robles començó a recoger toda la gente y dineros que pudo, y saliendo con ella hasta Xaquixaguana, que son quatro leguas del Cuzco, tuuo allí nueuas cómo después de auer estado Diego Centeno por más de vn año escondido en vna cueua (como arriba está dicho) tuuo allí noticia de la venida del Presidente y de las cosas más señaladas que en la tierra passauan (...) |
333 |
Y assí se le juntaron hasta quarenta hombres, y algunos dellos en los cauallos que auían escapado y los demás a pie y no tan bien armados como era necessario, y determinó dar vn assalto en el Cuzco con tanto ánimo como si lleuara quinientos hombres. |
333 |
Los principales que con él yuan eran Luys de Ribera y Alonso Pérez de Esquiuel y Diego Aluarez y Francisco Negral y Pedro Hortiz de Çárate y Domingo Ortiz, clérigo (a quien comúnmente llamauan el Padre Viscayno), y desta manera caminó hasta llegar cerca del Cuzco. |
333 |
Como quier que fuesse, sabida por Antonio de Robles la venida de Centeno, se tornó al Cuzco y se començó apercebir (…) |
333-334 |
Y en la noche que fue víspera de Corpus Christi del año de quarenta y siete le metió por otra calle diferente por donde estaua hecho el esquadrón, y dieron en él por vn lado con tanto ánimo como quien yua determinado de vencer o morir, y como era de noche y el ruydo muy grande, no se entendían los vnos ni los otros, tanto que entre los del Cuzco se matauan entre sí mismos por no tener espacio de preguntar el nombre. |
334 |
Finalmente, que Diego Centeno y los suyos pelearon con tanto ánimo que los del Cuzco se desbarataron y huyeron, quedando Centeno con tanta gloria que pocas vezes se ha visto tan pequeño número de gente vencer a tanto, especialmente dentro de su propia ciudad, que peleauan (como suelen dezir los historiadores) por sus fuegos y altares. |
334 |
Luego fue Diego Centeno elegido por capitán general del Cuzco en nombre de Su Magestad, y otro día cortó la cabeça a Antonio de Robles públicamente y repartió entre la gente hasta cien mil pesos que allí halló de Gonçalo Piçarro, haziéndolos todo buen tratamiento. |
334 |
Y assí se salió del Cuzco con hasta quatrocientos hombres la vía de la villa de Plata con intención de requerir a Alonso de Mendoça, que allí tenía la tierra por Gonçalo Piçarro, que se reduxesse al seruicio de Su Magestad, donde no, tomar la villa por fuerça de armas. |
334 |
(…) y tomando por capitán a Hierónymo de Villegas, siguieron su camino hasta juntarse con Diego Centeno, que estaua en el Collao aguardando los conciertos que era ydo a tratar Pedro Piçarro de Çárate, maestreescuela del Cuzco, y halló que era ya llegado a los Charcas Iuan de Siluera, sargento mayor de Gonçalo Piçarro, a quien tenemos dicho que embió por la gente de aquella prouincia, auiendo ahorcando cinco o seys hombres en el camino de los que auían seguido a Diego Centeno, y tenía juntos hasta trecientos hombres, y lo que dellos sucedió se dirá adelante. |
335 |
Llegando a Gonçalo Piçarro las nueuas de todo lo sucedido en el Cuzco, y el alçamiento de Centeno y muerte de Antonio de Robles, y viendo por algunas conjeturas que para ello tenía que la gente de Sant Miguel auía alçado vandera por Su Magestad y que los capitanes Mercadillo y Porcel se auían juntado con Diego de Mora en Caxamalca, por manera que no le quedaua sino solamente la gente que tenía en Los Reyes y la de Pedro de Puelles que estaua en Quito, de quien él tenía seguridad no le faltaría (...) |
336 |
Y esto se entendía por diuersas muestras que para ello daua, aunque no mostró tan poco ánimo que lo dixesse a nadie, y assí embió a llamar a Iuan de Acosta, y como su gente vio tan gran nouedad se alborotaron y huyeron siete u ocho dellos, lleuando por cabeça a Hierónymo de Soria, vezino del Cuzco, y se huyeran muchos más si no los preuiniera cortando la cabeça de Lorenço Mexía, yerno del Conde de la Gomera, y a otro soldado de quien tuuo sospecha que se quería yr, y a otros traxo presos a Los Reyes. |
336 |
Y pocos días antes que llegasse, pareciéndole a Gonçalo Piçarro que Antonio Altamirano, vezino y regidor de la ciudad del Cuzco y alférez general de su campo, andaua algo tibio en los negocios, sin que dél supiesse contradición ni sospecha señalada, le hizo dar vn garrote vna noche y después le ahorcó públicamente en el rollo, repartiendo todos sus bienes, porque era de los más ricos de la tierra. |
336 |
Y hecho esto se acordó que Iuan de Acosta se partiesse la vía del Cuzco por la sierra con trecientos hombres, de los quales fue por maestre de campo Paéz de Sotomayor y por capitán de gente de cauallo Martín Dolmos y por capitán de arcabuzeros Diego de Gumiel y de piqueros Martín de Almendras, y dieron el estandarte a Martín de Alarcón, y desta manera prosiguió su camino la vía del Cuzco. |
338 |
Teniendo Iuan de Acosta su gente en orden y apercebida de todo lo necessario, la sacó de la ciudad de Los Reyes y caminó la vía del Cuzco por el camino de la sierra. |
339 |
Y aquella misma noche al capitán Martín de Robles embió auisar a Diego Maldonado, regidor del Cuzco (llamado comúnmente el Rico), que Gonçalo Piçarro le quería matar y que assí lo auía consultado con sus capitanes, lo qual él tuuo por cierto, assí porque fue vno de los que se passaron a seruir al Visorey desde el Cuzco como porque después de perdonado sobre esto, yendo con Gonçalo Piçarro a Quito a la guerra del Visorey, le dio vn muy rezio tormento sobre sospecha que auía sido en escriuir vna carta que se echó a los pies de Gonçalo Piçarro, en que se le dezían muchas verdades de que a él le pesó. |
343 |
(…) y aquella noche se huyó Lope Martín, vezino del Cuzco, saliendo a vista de todo el real. |
344 |
Ivan de Acosta salió de la ciudad de Los Reyes (como hemos contado) caminando por la sierra la vía del Cuzco con trecientos hombres bien adereçados hasta que en el camino supo la venida de Gonçalo Piçarro de Los Reyes, y luego embió a fray Pedro, frayle de la Merced, para que le embiasse a mandar con él lo que conuenía a hazer, y con el mismo frayle Gonçalo Piçarro le embió orden para que viniesse a juntarse con él por cierta parte que le pareció conueniente. |
348 |
y viéndolos yr Iuan de Acosta, embió tras ellos sesenta arcabuzeros de cauallo, los quales, no pudiéndolos alcançar, se boluieron, y Iuan de Acosta hizo información y ahorcó algunos que entendió que sabían del negocio y otros prendió y con otros dissimuló, y desta manera caminó la vía del Cuzco, matando siempre en el campo algunos de quien tenía sospecha y a otros que se querían huyr. |
349 |
Y llegado al Cuzco, quitó las varas de la justicia que estauan puestas por Diego Centeno y dexó allí por alcalde a Iuan Vázquez de Tapia con el recado que le pareció necessario y continuó su camino la vía de Arequipa para se juntar con Gonçalo Piçarro (...) |
349 |
Llegando Iuan de Acosta doze leguas del Cuzco, se le huyó Martín de Almendras con veynte hombres de los mejores que él lleuaua, y tornando al Cuzco con ellos y con la gente que allí quedó fue parte para quitar las varas a los alcaldes a quien las auía dado Iuan de Acosta, y embió preso al vno dellos a la ciudad de Los Reyes y puso alcaldes por Su Magestad. |
349 |
Y estaua indeterminable en lo que haría porque para esperar no le parecía bastante fuerça y para huyr o esconderse era demasiada; y assí quedará por contar lo que Diego Centeno hizo después que salió del Cuzco. |
349 |
Estando Diego Centeno en el Collao esperando la respuesta de la embaxada que auía embiado al capitán Alonso de Mendoça con Pedro Gonçalez de Çárate, maestreescuela del Cuzco, y auiendo recebido los despachos del Presidente, los quales Lorenço de Aldana le auía encaminado, tuuo nueuas de todo lo que en la ciudad de Los Reyes auía sucedido y de la huyda de Gonçalo Piçarro y cómo se le auía juntado Iuan de Acosta. |
350 |
Y lo vno y lo otro embió de nueuo a hazer saber a Alonso de Mendoça con Luys García de Sant Mames, vezino del Cuzco, declarándole particularmente los poderes y despachos que el Presidente traya y cómo, vistos aquéllos y que la voluntad de Su Magestad era que Gonçalo Piçarro no gouernasse en el Perú (...) |
350 |
Ya se dixo arriba cómo llegando Gonçalo Piçarro a la villa de Arequipa la halló despoblada porque toda la gente della se fue a juntar con el capitán Diego Centeno después de la vltima entrada que hizo en el Cuzco, y allí procuró Gonçalo Piçarro de saber nueuas de todo lo que passaua y supo cómo Diego Centeno estaua en el Collao cerca de la laguna de Titicaca y se auía confederado y juntado con Alonso de Mendoça, por manera que con toda la gente del Cuzco y de los Charcas y Arequipa le estauan guardando el passo con cerca de mil hombres (...) |
357 |
(…) y Gonçalo Piçarro embió de nueuo vn capellán suyo a requerir a Diego Centeno que lo dexasse passar y no lo necessitasse a dar batalla, protestándole todo el daño que en ella sucediesse, al qual capellán el Obispo del Cuzco, que estaua en el campo de Diego Centeno, mandó prender y lleuar a su toldo (...) |
358 |
El capitán Caruajal con ciertos de cauallo fue algunas jornadas la vía del Cuzco en seguimiento de los que huyan, especialmente si podía alcançar al Obispo del Cuzco, de quien tenía muy gran quexa porque auía ydo con Diego Centeno y hallándose personalmente en la batalla (...) |
361 |
(…) y Diego de Caruajal, quien llamauan Galán, fue a Arequipa a lo mismo, y Iuan de la Torre fue al Cuzco, donde fueron justiciados Iuan Vásquéz de Tapia, que era alcalde ordinario, y el licenciado Martel. |
361-362 |
Embió a Pedro de Bustincia con cierta gente que fuesse a tomar los caciques de Andaguaylas y otros comarcanos para que proueyessen de comida el campo, y pocos días después Gonçalo Piçarro se vino al Cuzco con más de quatrocientos hombres, donde se començó apercebir de todo lo necessario, auiendo él y su gente cobrando grande ánimo y soberuia con el vencimiento de la batalla de Guarina por auer sido con tanta ventaja y muertes de sus contrarios, siendo el número de la gente desigual. |
362 |
(…) y luego proueyó que los capitanes Lope Martín y Mercadillo fuessen con cincuenta hombres a la villa de Guamanga, que está treynta leguas más adelante, para tomar los caminos y saber lo que hazía el enemigo y recoger la gente que se viniessen huyendo del Cuzco, y auínoles también que teniendo noticia Lope Martín que Pedro de Bustincia estaua en Andaguaylas haziendo lo que arriba tenemos dicho, se adelantó con quinze arcabuzeros y dio vna noche sobre él y le prendió, y ahorcó algunos de los que con él venían, y tornóse a Guamanga y juntó consigo todos los caciques de la comarca. |
363-364 |
Tenía consigo al Arçobispo de Los Reyes y a los Obispos del Cuzco y Quito y al prouincialde Santo Domingo, fray Thomas de Sant Martín, y al prouincialde la Orden de la Merced y a otros muchos religiosos, clérigos y frayles. |
364 |
En la vltima reseña que mandó hazer halló que tenía setecientos arcabuzeros y quinientos piqueros y quatrocientos de cauallo, caso que desde entonces hasta que llegó a Xaquixaguana se recogieron hasta llegar a número de mil y nouecientos hombres, y assí salió el campo de Xauxa y veynte y nueue de diziembre del año de quarenta y siete, caminando en buena orden la vía del Cuzco para tentar por donde auría menos peligro de passar el río de Auancay. |
364 |
(…) y de ay adelante Valdiuia començó a entender en los negocios de la guerra juntamente con el Mariscal Alonso de Aluarado y el General Hinojosa, y quando se reconoció la primauera y començaron a cessar las aguas partió el campo de Adaguaylas [sic: Andaguaylas] y fue a sentar en la puente de Auancay, que está veynte leguas del Cuzco, donde estuuo aguardando hasta que en el río de Apurima, que es doze leguas del Cuzco, se hiziessen puentes para poder passar. |
365-366 |
Y el Presidente estuuo allí dos o tres días hasta que la gente y artillería acabó de subir aquella gran cuesta, y allí le embió Gonçalo Piçarro a requerir con vn clérigo que deshiziesse el exército y no hiziesse guerra hasta tener nueuo mandado de Su Magestad, al qual clérigo perndió el Obispo del Cuzco, y antes desto auía embiado otro que de su parte ganasse las voluntades del General Hinojosa y de Alonso de Aluarado, y éste lo hizo con más prudencia, que no quiso boluer, antes dexó concertado con vn hermano suyo que se huyesse tras él, como lo hizo. |
368 |
Y como Gonçalo Piçarro supo que el Presidente auía passado el río con su campo y tomado el alto de la sierra, salió del Cuzco con nouecientos hombres de pie y de cauallo, los quinientos y cincuenta arcabuzeros, y con seys pieças de artillería, y vino a sentar el real en Xaquixaguana, que era cinco leguas del Cuzco, en vn llano al pie del camino por donde el real del Presidente auía de baxar de la sierra (...) |
369 |
(…) y aun también les faltaua el agua, de todo lo qual ninguna falta padecía el campo de Gonçalo Piçarro porque tenía por fuerte el río y les venía abundancia de comida del Cuzco y el sitio era muy templado, porque, caso que estaua muy cerca del Presidente, los vnos estauan en la sierra y los otros en el valle (como tenemos dicho)... |
369 |
Y entretanto que passaua esta escaramuça el Presidente con todo el resto del exército baxó por detrás de aquella loma encubierto azia la parte del Cuzco, caso que para desuelar el enemigo hizo muestra que baxaua por aquella loma donde passaua la escaramuça al capitán Pardauer con treynta arcabuzeros y alguna gente de cauallo. |
370 |
Y en esto aconteció que como vna manga del esquadrón de Gonçalo Piçarro en que auía treynta arcabuzeros se halló tan cerca de sus contrarios, se passaron al campo de Su Magestad, y por embiar tras ellos se començaron a desbaratar los esquadrones, huyendo vnos azia el Cuzco y otros hazia el Presidente, y algunos de sus capitanes ni tuuieron ánimo para huyr ni para pelear. |
372 |
Demás desto le mandaron confiscar sus bienes y derribarle y sembrarle de sal las casas que tenía en el Cuzco, poniendo en el solar vn padrón con el mismo letrero, lo qual se executó aquel mismo día, muriendo como muy bien christiano. |
374 |
(…) y al tiempo que lo mataron dio al verdugo toda la ropa que traya, que era muy rica y de mucho valor porque tenía vna ropa de armas de terciopelo amarillo casi toda cubierta de chapería de oro y vn chapeo de la misma forma, y aun porque no le desnudasse hasta que le lleuassen a enterrar rescató Diego Centeno al verdugo todo el valor de la ropa, y otro día le hizo lleuar a enterrar al Cuzco muy honradamente, y la cabeça se lleuó a Los Reyes, donde se puso según la forma de la sentencia. |
374 |
Luego se fue al Cuzco con todo su campo y embió al capitán Alonso de Mendoça con cierta gente a la prouincia de los Charcas a prender algunos a quien auía embiado allá Gonçalo Piçarro por dineros y otros que se auía huydo y, entendiendo que toda la más de la gente auía de acudir a las minas de Potosí, que son en aquella prouincia de los Charcas, como al lugar más rico de la tierra, embió por Gouernador y Capitán General al licenciado Polo de Ondegardo, y para que también castigasse los que allí hallasse culpados, assí por auer fauorecido a Gonçalo Piçarro como por no auer acudido a seruir al Presidente al tiempo que pudieron. |
374 |
Entretanto el Presidente se estuuo en el Cuzco, executando cada día nueuas justicias según las culpas que hallaua en los presos, a vnos desquartizando y ahorcando y a otros açotándolos y echándolos a las galeras y proueyendo otras cosas necessarias y concernientes a la pacificación y quietud de la tierra (...) |
374 |
Y después de auerse tratado de la forma que en el derramamiento deste exército se tenía, por ser materia tan peligrosa y que no sufría de dilatación, se acordó que el Presidente y el Arçobispo se saliessen del Cuzco a la prouincia de Apurima, que es doze leguas, a hazer el repartimiento, lleuando consigo sólo el secretario por poderlo hazer con más libertad y euitar las importunidades de la gente. |
376 |
Y aun con todos estos cumplimientos que hizo le pareció al Presidente que sería más conueniente y menos peligroso yrse a la ciudad de los Reyes y que el Arçobispo boluiesse en su lugar al Cuzco a publicar el repartimiento y dar los dineros según la orden que para ello traya (...) |
376-377 |
Antes que el Presidente saliesse en la ciudad del Cuzco, por gratificar lo mucho de Pedro de Valdiuia le auía seruido en esta guerra, le confirmó y dio de nueuo la gouernación de la prouincia de Chili, que hasta entonces se la auía administrado, y para juntar gente y proueerse de armas y cauallos y otras cosas necessarias Pedro de Valdiuia se fue a la ciudad de Los Reyes por auer allí para ello mejor comodidad, y después que la vuo adereçado y juntado consigo la gente que pudo, lo embarcó todo, y las naos se hizieron a la vela, y él quedó para yrse por tierra hasta Arequipa. |
378 |
Y assí dio licencia a todos los demás vezinos que cada vno se fuesse a su casa a descansar y restaurarse de sus gastos passados, y algunos capitanes embió a descubrir, y él con los que le seguían se fue a la ciudad de los Reyes, dexando por Gouernador de la ciudad del Cuzco al licenciado Caruajal. |
378 |
Este río nace de las cordilleras neuadas que están en el Perú entre la ciudad de los Reyes y el Cuzco donde salen quatro ríos, nombrados de las primeras prouincias por donde passan; vno se llama Aporima, otro Vilcas y otro Auancay y otro Xauxa, que sale de vna laguna de la prouincia que se llama Bombón, que es la más llana y más alta tierra del Perú, a cuya causa siempre en ella graniza y nieua. |
379 |
Y desde la nao hizo segundo repartimiento de todos los indios que auían vacado después que se auía hecho el primer repartimiento cerca del Cuzco, que eran muchos y muy señalados porque auían fallecido en este medio tiempo Diego Centeno y Gabriel de Rojas y el licenciado Caruajal y otras algunas personas principales y señaladas en la tierra, aunque por ser tantos los que pretendían ser proueydos y mejorados y que no se podía cumplir con todos le pareció no esperar a oyr las quexas de los que auían de tener por agrauiados; y assí, hechas las células de las encomiendas, las dexó selladas en poder del secretario de la Audiencia con orden que no las abriesse hasta que vuisse ocho días que él estuuiesse hecho a la vela. |
381 |